
Como todos los 01 de diciembre, el mundo se toma un día para para conversar, reflexionar y accionar sobre el VIH/SIDA. Para gran parte de la población, en la vorágine del día a día, nuestra salud no resulta un asunto prioritario, quedamos sumergidos en un sinfín de ocupaciones que nos hacen relegarlo hasta que alguna situación crítica ya no nos permita postergarlo.
En este punto, distintos movimientos que buscan generar concientización sobre la importancia de la prevención, los diagnósticos tempranos y tratamientos, se vuelven la clave que no podemos perder de vista.
Pero ¿Cuántas veces hemos de dejado de lado la información que recibimos, sobre los cuidados para prevenir el contagio, bajo la expresión de “solo por esta vez no sucederá nada? ¿Cuántas veces hemos postergado los análisis de rutina por qué “justo a mí no me ocurrirá?” El VIH parecería ser un problema de otros, algo ajeno al mundo propio, hasta el día en que una prueba positiva en nosotros mismos o algún vínculo cercano, nos interpela y toma presencia en nuestras vidas.
El virus de inmunodeficiencia humana, por sus siglas VIH, es un mal que afecta a cerca de 136.000 personas -estadística del Ministerio de Salud de la Nación 2020- solamente en nuestro país, y se estima que a cerca de 40.000.000 de personas en el mundo.
Desde su aparición en la década del ’80, esta afección ha sido objeto de discriminación, denostación y señalamientos históricamente hacia la comunidad homosexual. Parecería ser que, como sociedad hemos buscado asociar el VIH a un único grupo social, considerado una minoría en ese momento, como un intento de restringirlo a determinadas personas, y exceptuar al resto del mundo de la posibilidad de contraer el virus. Incluso fue conocida, en sus inicios, con el estigmatizante nombre de «peste rosa».
A través de los esfuerzos y de la lucha, en particular por parte de las personas que conviven con el VIH, tuvieron lugar un sinfín de cambios sociales, que acompañados de la labor que realizan los Estados, como lo fue en nuestro país con la Ley Nacional del SIDA 23.798, este estigma ha ido progresivamente disminuyendo, pero resta mucho camino por recorrer para que esta problemática deje de ser punto de segregación e intolerancia.
Aún hoy, el impacto que produce, en un sujeto, recibir la noticia de que es VIH positivo, suele resultar un hecho sumamente disruptivo en la vida de las personas, afectando marcadamente sus estados anímicos, sus vínculos, e incluso en algunas oportunidades, también sus espacios laborales.
Es por todo lo mencionado, que desde SOMOS MISIONES nos resulta menester el tratamiento de la temática, tanto en los asuntos aún pendientes dentro del marco de las políticas públicas al respecto, como en la sociedad en su conjunto. Entendiendo que, únicamente abordando la problemática desde la acción colectiva, podremos hacer frente a este flagelo que nos afecta a todos, y de la cual, la sociedad misionera, no se encuentra exenta.
Iván Pelinski- Médico Especialista
Erick Serediski- Prof. en Historia
Florencia Gritti- Psicóloga
Comisión Salud SOMOS MISIONES
Edición: J Mariano Valenzuela
Idea, producción y coordinación: Walter López
ANG- Agencia de Noticias Guacurarí
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