(Foto Archivo)
Luchar contra las desigualdades y la multiplicidad de violencias que se ejercen contra las mujeres es fundamental para caminar hacia una sociedad más igualitaria, donde mujeres y varones puedan llevar una vida digna, libre de maltrato y puedan desarrollarse plenamente a partir del ejercicio de sus derechos. El Ministerio de Desarrollo Social, de la Mujer y la Juventud de Misiones cuenta con un equipo de Promotoras de Género (ProGen) que luchan contra la violencia machista a través del empoderamiento femenino y se enfoca en el fortalecimiento, tanto individual como colectivo de las mujeres. Es un equipo conformado por muchas sobrevivientes, como ellas mismas se definen, quienes decidieron organizarse y ayudar a sus pares que sufren este flagelo.
Verónica González forma parte de este grupo desde el año 2009 y desde entonces no descansa. Recorre las casas donde le notifican que existen casos de violencia, se forma y realiza capacitaciones con otras mujeres. “Trabajamos de manera articulada con entidades y profesionales de diferentes disciplinas para abordar la problemática de violencia de género”, señaló. Además, explicó que se trata de un trabajo amplio e integral de acompañamiento a las víctimas con el objetivo de ayudarlas a salir del espacio que las oprime. Verónica asegura que no hay un método único y eficaz para que la víctima salga del espacio de violencia sino que se trata de un proceso que depende de cada persona. “Hay algunas que al poco tiempo hablan pero en otros casos a muchas les cuesta romper el silencio. Esto se debe a la naturalización del mandato social, de mantener una imagen de familia tipo para la sociedad”, remarcó.
Resiliencia
Verónica resume el producto de su labor en la palabra “resiliencia”, en animarse y volver a vivir. “No importa cuántos años tenés, cuántos hijos, es cuestión de animarse y volver a empezar, es el incentivo que le damos a las mujeres en los talleres”, enfatizó. Además de brindarles las herramientas teóricas, se ponen a ellas mismas como una prueba viva de que se puede salir adelante. “Para ellas es muy enriquecedor escucharnos a nosotras como sobrevivientes”, comentó. El proceso es largo y requiere de un trabajo de hormiga, como planteó Verónica. El primer paso es que la mujer se reconozca como una persona sujeta de derechos y entienda que puede estudiar, trabajar y recibir buena remuneración económica para lograr independencia. “No reconocerse a sí mismas como personas con derechos las encapsula en el ámbito de violencia. Es indispensable el seguimiento de las promotoras y el respaldo de las organizaciones para salir adelante”, señaló.
Una vez conseguida la exclusión del hogar del violento se trabaja para evitar la reincidencia de la víctima. Verónica explicó que en la mayoría de los casos la persona violenta insiste en mantener el contacto con la víctima, a través de medios como WhatsApp, Facebook o por intermedio de los amigos o círculo más cercano. “Es algo muy reconfortante cuando una persona sale definitivamente del entorno violento. Tenemos la esperanza de que esa mujer puede cambiar y que ese varón que aprendió a ser violento, porque es una conducta aprendida, también puede hacerlo”, expuso.
Verónica, como muchas de sus compañeras, afirma y cree que desde la educación es posible generar el cambio del paradigma donde la mujer es sujeto pasivo y el varón sujeto activo en la toma de decisiones. Es por ello que trabajan para romper el mandato social que les indicaba que debían esperar a que el varón tome las decisiones. Solo así podrán transformarse y tomar las riendas de sus propias vidas, respetando sus diferencias, pero con la convicción de que juntas y unidas pueden vivir una vida libre de violencias.
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Departamento de prensa Ministerio Desarrollo Social
Edición ANG: Juan Martín Olmedo
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