La historia de Susana Báez, reconocida artesana misionera, dialogó en vivo con Mujeres Guacurarí en Acción. Con una historia de vida marcada por los retos que le presentó la vida, logró superar situaciones que parecían impensadas.
Susana Báez Lugo es una de las artesanas reconocidas en este ambiente, pero, lo que se resalta es como surge este amor por el arte. En dialogo con la Agencia de Noticias Guacurarí, Susana destacó que es una habilidad innata, «artesano se nace», enfatizó.
«Artesano se nace, venimos a este mundo con una habilidad innata, un artesano se puede llegar a formar, ir mejorando una técnica o trabajar una técnica, ir perfeccionándolo a través del tiempo. Cuando decís soy bueno en esto, esa es tu habilidad y tenés que trabajar para mejorarla y para potenciar esa habilidad».
Sobre su historia, comentó que es un tanto particular. A raíz de un accidente de tránsito, Susana pierde la visión, que posteriormente, la recupera. A partir de ese momento empezó a estudiar y tal como ella misma lo destaca, percibió que cada uno «tiene una misión en esta vida».
«Tengo una historia particular de vida, tuve una ceguera temporal en un momento dado, vivía en Posadas, es algo que nunca imaginé pasar de ver solo sombras, el colectivo de línea que viajaba chocó, me golpeó la cabeza, tuve fractura de cráneo y me produjo la ceguera. Hago una promesa y le digo a Dios que si el me devolvía los ojos yo me iba a dedicar a admirar todo lo que la naturaleza tuviera creado por su mano. Gracias a Dios recuperé la vista, se fueron los dolores de cabeza, pude volver a estudiar, y a partir de ahí arranqué sin darme cuenta. Parece ser que cada uno tiene una misión en esta vida».
Comentó que inició enseñando pintura sobre tele en la localidad de Posadas, hasta, posteriormente emprender su retorno a la localidad de Apóstoles. Un día, tal como ella mismo confiesa, empezó a experimentar lo natural y es donde inicia su amor por el arte asociado a la naturaleza.
«Empecé enseñando pintura sobre tela en la casa de la mujer en Posadas, en ese entonces mi fuerte era la pintura. Cuando me vuelvo a Apóstoles doy talleres en la casa de la mujer, enseñaba a pintar sobre tela y hacer peluches, hasta que un día empecé a experimentar con lo natural y ahí me enamoré, no pude salir; comencé a experimentar con tacuaras con semillas. Uno solo tiene que ir descubriendo todo esto porque no hay un manual que te enseñe sobre trabajar con semillas, cuales son buenas, en que aplicarla, es algo que uno tiene que ir dándose cuenta solo».
«Hacia canasto de tacuaras chiquitos, experimentaba con las chicas de mi grupo hasta que, por esas cosas de la vida, cuando recién se creó la casa del mate, la directora de turismo de ese entonces me pide un canasto para exhibir los productos de nuestra tierra, miel, mermelada, el mate cocido que se le daba de presente a las reinas, era un compromiso que me pusieron en las manos», señaló.
«La apertura hacia la artesanía no es en todos los lugares igual, generalmente hay como una discriminación positiva, cuando hay una feria ponen un tope por ejemplo 30 artesanos y 10 emprendedores, a los emprendedores se les cobra un canon, a nosotros no nos cobran, es como un premio a la creatividad y al trabajo que realizan las manos, son diferentes trabajos, el emprendedor tiene otro proceso».
Respecto al acompañamiento, comentó que, en la localidad de Apóstoles, hay un gran acompañamiento, las ferias se realizan de manera constante y siempre son convocados e incluidos. Esto también se da en otros lugares, tan es así, que fue reconocida por su trabajo en la modalidad cestería en la localidad Correntina de Empedrado. «Siempre tuvimos un buen acompañamiento aquí en Apóstoles, se realizan seguido ferias, para poder vender y comercializar nuestros productos, donde estamos siempre convocados e incluidos. En otros lugares también somos muy mimados, en Empedrado Corrientes fui reconocida por mí trabajo en cestería, y como nadie es profeta en su tierra, después de 21 años tuve mi reconocimiento en Apóstoles por el trenzado de palmas no tradicionales. Nos llevó 5 años para que la gente lo acepte y sea comercial. Cuando surge lo del taller lo vi como una idea de transmisión de conocimiento, un rescate de la tradición, tuvo mejor aceptación a nivel nacional donde fui reconocida por el Fondo Nacional de las Artes como cestera argentina, por la recuperación de una tradición», cerró.
Cecilia Cabral – Apóstoles
Mujeres Guacurarí en Acción
Producción: Graciela Rojas
Idea, Producción y Coordinación: Walter López
ANG – Agencia de Noticias Guacurarí
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