Rodríguez Larreta volvió a Misiones en la semana que pasó en un intento de levantar a los candidatos locales de su lista, que no están causando ningún interés entre los electores y, justamente por eso, pasó sin pena ni gloria su recorrida, sin ningún tipo de repercusión más que una gira por bares y restaurantes donde se lo vio hablando de política, pero alejado del ciudadano común, rodeado solamente por un puñado de acólitos del pro.
Es que los candidatos porteños, y Larreta es el más porteño de todos, no representan una esperanza para el interior de Argentina. Por eso, en las elecciones anticipadas en las provincias vienen perdiendo, la gente no confía en los porteños y se refugia en los representantes locales, como pasó en Córdoba, en Misiones, en Santa Fé.
Los antecedentes demuestran que su filosofía centralista pretende que el interior financie los beneficios para los ciudadanos de la capital, como pasó con la creación de la Policía Metropolitana, quitándole coparticipación al interior, y como ocurre con el juicio en la corte mediante el cual quiere volver a manotearle la coparticipación a las provincias, a pesar de ser el distrito más rico y con mejores servicios del país, no justamente por su gestión sino porque la distribución centralista de los recursos nacionales le benefician.
Hoy está lejos de representar una alternativa de Cambio y lo único que está demostrando es que no tiene el consenso ni siquiera dentro de su propio frente. Además, el plan económico tanto de Larreta como de Bullrich, apunta a revertir la ecuación cambiaria para que las empresas argentinas se abastezcan de productos importados de otros países, como pasó con la gestión de Macri, donde se liberaron las importaciones, se inundó el país de artículos extranjeros, se cerraron las empresas locales y se fugaron los dólares prestados por el FMI.
Para Misiones, más que para el resto del país, volver a ese modelo sería nefasto porque se termina la bonanza del comercio de frontera, se termina el ingreso de paraguayos y brasileños a comprar en la provincia. Las filas en los pasos fronterizos, en lugar de venir, será al revés y los sueldos misioneros se irán a Encarnación como ocurrió en los años 90 donde Posadas se deterioraba y Encarnación crecía.
Pero Bullrich incluso fue más allá, recibiendo una lluvia de críticas y comparaciones con Fernando de la Rúa ya que anunció en la semana que aplicaría el mismo modelo económico que el ex presidente para buscar liberar el dólar con un “blindaje”, un plan que ya fracasó y causó secuelas y dolores en los años 2001 y 2002 que los argentinos no quieren recordar.
Por eso los candidatos de Juntos por el Cambio no hablan de economía, porque esconden lo que verdaderamente quieren hacer y porque no representan ningún beneficio para las provincias del interior. A ello se suma la intención de Bullrich de recortar subsidios, despedir empleados públicos y reprimir las protestas sociales en la calle.
En Córdoba, el ganador de las elecciones del domingo pasado, dejó bien en claro que en el interior la gente no quiere a los “pitukitos de Recoleta” que pretenden enseñar desde la televisión sin haber pisado nunca el interior.
Hoy Sergio Massa, que se arremangó para enderezar el rumbo económico del barco, es el único que representa las ideas nuevas y representa ideas serias para salir de la crisis. Recorre el interior, conoce las necesidades y desde hace muchos años es un conocedor de la realidad de las provincias.
Se comprometió con los gobernadores, se comprometió con los intendentes misioneros y desde hace muchos años viene ayudando a Misiones desde cada uno de los lugares en los que le tocó estar. Massa es el único que representa alguna solución a las necesidades de los misioneros.
Misiones, gracias a un esquema inteligente y adelantado, no padece los vaivenes de la macroeconomía y las peleas de Buenos Aires. La provincia se encuentra en una isla desde lo económico, desde lo ambiental, desde lo político y desde el clima social, recibiendo miles de millones de dólares en divisas provenientes de Paraguay, Brasil, de otros países y del resto de la Argentina. El objetivo es lograr que esta bonanza se mantenga y para eso es clave que el próximo presidente entienda la economía de frontera.
Para que la Nación entienda la economía de frontera se necesitan diputados y senadores nacionales que defiendan el interés de la provincia y no sean obedientes a los frentes nacionales, como ocurrió con los opositores de Juntos por el Cambio que votaron en contra de la zona aduanera especial y del presupuesto nacional.
Los misioneros Colo Vancsik y Yamila Ruiz, para diputados; y Carlos Arce y Sonia Rojas Decut para senadores, son los únicos que representan una opción que no será obediente al centralismo porteño sino que se plantará a defender los intereses provinciales. Eso la gente lo sabe y por eso las encuestas los posicionan como la primera opción, por lejos, en la contienda del 13 de agosto.
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