La Cámara de Comercio e Industria de Posadas (CCIP) se declaró en “estado de emergencia”, por la drástica caída de las ventas. La misma crisis se registra en todo el interior. La mayoría de las familias resignó buena parte de su calidad de vida y no sabe cómo afrontar las subas de los servicios básicos. En tres meses, la Nación adeuda 200 mil millones a los misioneros.
Los dirigentes de la Cámara de Comercio de Posadas, la mayoría de los cuales se identificó favorablemente y celebró el resultado de las elecciones presidenciales del año pasado, salieron esta semana, al cumplirse apenas tres meses de la instalación del gobierno de La Libertad Avanza (LLA) en la presidencia de la Nación, a alertar sobre los “catastróficos efectos” de las políticas de ajuste y recorte indiscriminado de recursos, que impulsa el presidente Milei. Es que el comercio misionero, pese a los esfuerzos del Gobierno provincial por sostener el nivel de actividad en la provincia, están padeciendo el impacto del ajuste caótico que se promueve desde la Nación, con recorte de transferencias a las provincias, recorte de subsidios a todos los servicios, aumento desmedido de las naftas y una inflación que no para. Un combo devastador que ya se tradujo en recesión económica.
En el comunicado la CCIP se declaró nada menos que “en emergencia” advirtiendo la catastrófica caída de 75% de las ventas y posible disminución de hasta 20% del comercio.
Todo lo que se predijo que iba a venir está pasando y todavía falta lo peor, según economistas y analistas de la actualidad. En Posadas se dio vuelta la fila del puente y ahora van los misioneros a comprar al exterior cuando antes venían paraguayos y brasileños a consumir acá. El turismo que estuvo los últimos años arriba del 90% de ocupación en la provincia ahora no supera el 60%, y se eliminan rutas aéreas a Misiones; que se encarece como destino para los países vecinos.
Además del comercio, la iglesia en sus plegarias y homilías, es otro lugar donde se percibe la sensación de crisis y se escucha el padecer de la gente.
La gente se acerca a la iglesia afligida por la situación de la economía nacional, y aunque muchos creen en el futuro del modelo de “cuanto peor mejor” que propone la Nación, y piden fuerzas para soportar; otros empiezan a perder la fe. Es que la inflación desde diciembre suma casi 80 puntos y eso repercutió en alquileres, alimentos, colectivo, ropa, combustible, remedios, prepagas, luz, agua. Los servicios básicos se vuelven impagables y eso afecta a numerosas familias, en particular a los de recursos medios y bajos, las cuales, obviamente, carecen de la alternativa de declararse “en emergencia”.
El caótico curso de un ajuste que pega hacia abajo hace que, prácticamente, en todas las conversaciones se hable de cómo cada familia bajó considerablemente su calidad de vida y nivel de consumo. Una reciente encuesta señaló que el 75% “ya no sabe dónde ajustar sus gastos porque no le alcanza”.
El ajuste pega en Misiones
Por efectos del ajuste de origen nacional, en Misiones se cortaron 98% las transferencias no automáticas en primer bimestre y se cortó totalmente la obra pública de todo tipo. Hay una deuda perversa de la Anses que supera 70 mil millones para pagar a los abuelos jubilados misioneros. Más de 60 mil millones en regalías energéticas por los efectos de las represas para generar energía. El Fonid para el sueldo docente, el subsidio para el boleto de colectivo.
Todos esos conceptos significan créditos por 200 mil millones de pesos de diciembre a marzo que Nación adeuda a sectores de la economía provincial y que, de pagarse, estarían en la calle circulando en el bolsillo de la gente.
Pasan los días y el presidente no logra bajar la inflación, pero sigue haciendo un discurso de barricada, gobernando por decreto, sin consensos y buscando enemigos para justificar su relato de una, inexistente, pelea contra “la casta” que en la realidad incorpora a su propio gobierno, al que fue sumando numerosos elementos de la propia casta, provenientes del gobierno menemista de los 90 y del gobierno macrista de un lustro atrás.
Inercia política
Los dirigentes misioneros de Cambiemos, que militaron y pidieron el voto al presidente libertario, se desentienden de los tarifazos y la pérdida de poder adquisitivo que sufre la gente. El impacto de la nafta, la suba de la luz, los colectivos, los alimentos y las farmacias son parte del modelo político que ellos acompañaron.La renovación no acompañó.
En un arco opositor a punto de desaparecer por sus incoherencias, radical Arjol hace tiempo que mira para otro lado, pero apoya automáticamente cada iniciativa de Milei. Más pragmática, esta semana la diputada nacional Florencia Klipauka, abandonó el puertismo, cansada de no saber para dónde ir.
#ANGUACURARI
ANG Agencia de Noticias Guacurarí
Dirección y Coordinación General Walter López
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