La historia de Sandra Fit es un ejemplo claro de cómo la constancia, la vocación y el compromiso pueden transformar realidades enteras. Docente de larga trayectoria y actualmente Secretaria Escolar del Departamento de Apóstoles, Fit repasó los inicios de un proyecto educativo que cambió la vida de decenas de familias en Azara.
“Soy oriunda de Alem, pero por cuestiones laborales me vine a vivir a Azara. Trabajé en la Escuela 24 entre 2005 y 2007. Viendo la necesidad del pueblo, que crecía y contaba con una sola escuela primaria en el casco urbano, comencé a elaborar un proyecto para crear una nueva institución, con la idea de que, con el tiempo, pudiera convertirse en una escuela de jornada completa”, recordó.

Un proyecto que cambió vidas
La presentación de ese proyecto marcó un antes y un después. “Lo presenté el 13 de agosto de 2007 ante la supervisora Kela Broensa. Incluía un censo que demostraba que había 47 niños que no concurrían a la escuela. El Consejo de Educación lo aprobó por resolución y fui nombrada creadora, directora y organizadora de la escuela como personal único. Mi objetivo era modificar, arreglar y restaurar un edificio para recibir y enseñar a esos 47 alumnos”, explicó Fit.
El acompañamiento de la comunidad fue decisivo. “Recibí ayuda de la municipalidad, con Carlos Fassa como intendente; del aserradero Linnor y de los padres de toda la comunidad educativa. Arreglamos un edificio que era la Casa de la Mujer y, ese primer año, cumplí los roles de directora, creadora y maestra de grado. Ya en 2008 se crearon nuevos cargos por la creciente demanda: la matrícula pasó de 47 a 130 alumnos. Era una escuela inclusiva, donde concurrían niños de distintos barrios y condiciones sociales, sin discriminación.”

Esfuerzo que alimenta y crece
El compromiso superó lo pedagógico. “Brindábamos un almuerzo y en ese momento yo debía aportar dinero de mi bolsillo para comprar la carne. La municipalidad aportaba el resto de los víveres. Así hacíamos un buen plato para los chicos. Más adelante, logramos la copa de leche.”
Los frutos de la gestión comenzaron a verse con fuerza. “En 2013 se inauguró el nuevo edificio de la Escuela 884. Fue una gestión ardua, especialmente para conseguir tierras y traspasarlas del municipio al CGE. Dos años después, otra inauguración: pasamos a ser jornada extendida, con una matrícula de 225 alumnos. Seguía siendo directora de nivel primario e inicial.”
A mediados de 2015 se concretó la separación administrativa: el nivel inicial pasó a ser NENI y la escuela primaria quedó con una matrícula estable de entre 170 y 200 alumnos, número que se mantiene hasta la actualidad. “Ahora estamos gestionando que nuestra jornada extendida pase finalmente a jornada completa.”

Una escuela que crece y se destaca
Hoy, la institución continúa consolidándose. “Somos una escuela joven, pero con una trayectoria enorme en gestión. Tenemos un edificio hermoso, en perfectas condiciones, digno de resaltar. Actualmente contamos con siete docentes; aunque hoy no soy directora, estoy siempre acompañando. Tenemos plástica, música, educación física, inglés, porteros, cocinera y numerosos talleres, especialmente el de huerta, que contribuye al almuerzo.”
Orgullosa, Fit resume el camino recorrido: “Parece un colegio privado. La verdad, fue un trabajo arduo de mi parte con la ayuda de asistentes sociales y del municipio.”
Una historia que confirma, una vez más, que cuando la educación se abraza con compromiso, transforma vidas y comunidades enteras.
Proyecto Mujeres Guacurarí en Acción
AGENCIA DE NOTICIAS GUACURARÍ



Facebook
Twitter
Instagram
Google+
YouTube
RSS