Vía Crucis en el Vaticano presidido por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro: las meditaciones escritas en su totalidad desde la cárcel. Y leídas por cinco prisioneros; una familia víctima de asesinato; la hija de un condenado a cadena perpetua; una docente de contexto de encierro, un juez encargado de otorgar libertades condicionales; la madre de un prisionero; una catequista de la pastoral; un sacerdote acusado injustamente; un fraile voluntario y agente penitenciario, todos ellos relacionados con la Capellanía del centro de detención «Due Palazzi» en Padua, Italia.
La emotivas palabras del agente penitenciario fueron:
“ En mi misión de agente de penitenciaría, cada día experimento el sufrimiento de quien vive recluido. No es fácil relacionarse con quien fue vencido por el mal y causó enormes heridas a otros hombres, haciendo difíciles tantas vidas. Pero la indiferencia en la cárcel crea más daños aún en la historia de quien fracasó y está pagando su deuda a la justicia.
Un compañero, que fue mi maestro, repetía con frecuencia: “La cárcel te transforma. Un hombre bueno puede convertirse en un hombre sádico; y uno malvado podría llegar a ser mejor persona”. El resultado también depende de mí, y apretar los dientes es esencial para alcanzar el objetivo de nuestro trabajo: dar otra posibilidad a quien contribuyó al mal. Para lograrlo, no puedo limitarme a abrir y cerrar una celda, sin hacerlo con un poco de humanidad.
Cada uno tiene su tiempo, y las relaciones humanas pueden florecer poco a poco, incluso dentro de este mundo difícil. Esto se traduce en gestos, atenciones y palabras capaces de marcar la diferencia, aun cuando se pronuncian en voz baja. No me avergüenzo de ejercer el diaconado permanente vistiendo el uniforme, que llevo con orgullo. Conozco el sufrimiento y la desesperación…. Mi pequeño deseo es ser punto de referencia para quienes encuentro detrás de las rejas. Hago todo lo que puedo por defender la esperanza de aquellas personas que se encierran en sí mismas, que sienten temor ante la idea de salir un día y correr el riesgo de ser rechazadas una vez más por la sociedad. En la cárcel les recuerdo que, con Dios, ningún pecado tendrá jamás la última palabra”.
#ANGuacurari
Prensa SPP
ANG Agencia de Noticias Guacurarí
Facebook
Twitter
Instagram
Google+
YouTube
RSS