El proyecto «Día de la Mujer Rural», surge de la iniciativa de un grupo de siete escuelas de frontera y jornada completa ,de El Soberbio, como sugerencia del supervisor de la modalidad, el profesor Alfredo Antunes, la idea es que se trabajen proyectos pedagógicos socio – comunitarios.
Las escuelas son la número 605, 617, 618, 836, 905, 923, 940, y dicho proyecto está dentro del P.E.S. que es el proyecto educativo de supervisión, que es la vía por la que se incluye y se legalizan a nivel Educación estos eventos. En la zona hay muchas mujeres que trabajan a la par de los hombres y lo que se pretende es revalorizar el trabajo que ellas hacen.
La historia de Ilda Ojeda, es la de tantas otras mujeres rurales. Vive en Colonia Monteagudo tiene 39 años y es madre de 4 hijos. Entrevistada por Mujeres Guacurarí en Acción, relató: «Mis chicos tienen 20 años, 18, 13 y 7 , yo soy cocinera en la escuela 605 hasta el mediodía, a la tarde ayudo a mi esposo en la chacra cuando puedo porque también hay que hacer el trabajo de la casa. Cuando los chicos no pueden , yo ayudo a plantar, mandioca, batata, tabaco, hay que cuidar la huerta y siempre pidiendo a Dios que nos de un lindo tiempo para poder tener una buena cosecha».
«Se vive tranquilo y lindo en la chacra. Todo lo que se hace es a mano sin maquinaria, con arado y azada. Terminé 7mo grado y no pude seguir estudiando pero soñaba con ser maestra. Los chicos ahora tienen más oportunidades, tratamos de darle lo que se puede para salir adelante. Los míos prefieren trabajar en la chacra, los más grandes al menos», comentó.
Otro testimonio logrado por ANG, es el de Vanessa Rodríguez, me levanto, preparo a mi hijo para ir a la escuela, después le doy comida a los perros, a los chanchos, a las gallinas, llevo a las vacas para comer. Pico leña para prender el fuego y poder cocinar para la familia . Trabajo en una huerta, recibo las semillas de la escuela siembro poroto, planto mandioca, batata , además trabajamos con citronella en la chacra es así la mujer ayuda a su marido. Cuando iba a la escuela me gustaba estudiar pero tuve que dejarlo porque no tenía como seguir. Hice hasta 4to grado y ahora con 40 años no puedo seguir estudiando”.
Más allá de la dedicación y el esfuerzo, no pueden vivir de lo que la chacra produce: «No podemos vivir de lo que producimos porque pagan muy poco, tenemos un beneficio que nos ayuda a salir adelante. Soy feliz en la chacra con mi familia trabajo día a día y soy feliz. Deseo que mis hijos sigan estudiando y puedan trabajar de otra cosa, porque el trabajo en la chacra es muy difícil”, afirmó.
Silvia Serafin – Oberá
Proyecto Mujeres Guacurarí en Acción
AGENCIA DE NOTICIAS GUACURARÍ
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