En un mundo donde el ruido de lo urgente suele opacar el eco de lo importante, es momento de detenernos y preguntarnos: ¿qué significa ser verdaderamente humanos? La palabra «humano» proviene del latín humanus, que a su vez se deriva de humus, que significa «tierra». Esta etimología nos recuerda nuestra profunda conexión con la tierra, no solo como seres físicos, sino como cuidadores de lo que nos rodea. La humanidad no reside solo en nuestra capacidad de pensar, sino en nuestra habilidad para sentir, empatizar y actuar con compasión.
Hoy, más que nunca, la humanidad enfrenta desafíos que ponen a prueba nuestros valores más esenciales. El hambre, la violencia, la injusticia, son sombras que proyectamos sobre un planeta que clama por luz. Ser humanos implica no solo reconocer estas sombras, sino trabajar incansablemente para disiparlas. Así como el humus es la capa fértil del suelo que nutre la vida, nosotros, como seres humanos, tenemos la responsabilidad de nutrir y cuidar el mundo en el que vivimos. La humildad, que también comparte su raíz con humus, nos recuerda que no somos superiores a la tierra, sino parte de ella.
En cada gesto de bondad, en cada acto de solidaridad, en cada esfuerzo por construir puentes donde otros levantan muros, encontramos la verdadera esencia de la humanidad. No se trata de ser perfectos, sino de ser conscientes. De saber que nuestras acciones, por pequeñas que parezcan, tienen el poder de transformar vidas.
Y en este camino, no podemos olvidar el legado de nuestros antepasados y ser fieles a la herencia de la «Tierra sin Mal». Un lugar donde la vida se vivía en armonía con la naturaleza, donde el bienestar común prevalecía sobre el interés individual. Ese ideal, profundamente enraizado en la cosmovisión de los pueblos originarios, nos invita a construir una sociedad más justa y equitativa, donde la humanidad florezca en su màximo esplendor.
Mañana, cuando te enfrentes al día, recuerda que ser humano no es solo un estado de existencia, sino un llamado a ser mejores, a vivir con propósito y a dejar un legado de esperanza, tal como lo soñaron quienes caminaron esta tierra antes que nosotros.
Marta Ferreira – Ministra de Agricultura Familiar
AGENCIA DE NOTICIAS GUACURARÍ
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