Este martes por la mañana, en la Casa de la Historia y de la Cultura del Bicentenario, la Municipalidad de Aristóbulo del Valle, a través de las DIrecciones de Educación y Cultura, conmemoraron el 101 Aniversario de la Fundación de la Colonia de Aristóbulo del Valle donde estuvieron presentes autoridades locales, representantes de diversas instituciones, pioneros y vecinos del municipio. Uno de los pioneros más destacados, Don Alcides Rolin, dialogó en exclusiva con Agencia de Noticias Guacurarí.
“Es un honor… Un gran agradecimiento a todas las autoridades que hicieron lo posible para que estemos reunidos hoy acá!, dijo Alcides y observó con humor que están “quedando pocos ya, creo que los otros aflojaron antes… Los primeros que quedamos somos dos no más… Ya tengo 86 años, vinimos allá por el ‘36, somos recontra viejos”.
En cuanto a cómo ve a Aristóbulo, el pionero observó que el municipio “cambió muchísimo, se dividió de Salto Encantado y yo quería que sea una sola ciudad. Se sabe muy bien que una vez que se empieza a dividir se pierde la fuerza. Hay una historia larga acá, desde que vinimos. Nadie quiso donar una chacra para que se haga la Municipalidad, cada uno mezquinaba su pedacito de tierra. Hubo un hombre de mucha visión que fue Benjamín Fontana que en esta zona loteó cuatro chacras, km 204 en aquella época… Aquí se formó la ciudad de Aristóbulo del Valle”.
Don Alcides Rolin recordó también cómo afrontaban las dificultades en aquellas épocas: “Cada uno se defendía como podía y se traía los medicamentos de Brasil que eran unos comprimidos. ¡Chamigo, vos podés creer que se crió famoso? Después venían desde Oberá a que le curen… No sabía un carajo el viejo. Estaba todo escrito lo que tenía que dar y con eso se ayudó a mucha gente” y agregó que “lo más difícil de la época fue “la salud, la medicina hasta que vino… El famoso médico.El Dr. Waldemar de la Cámara era un fuera de serie. El Hospital de Rosario le dio una licencia para que salga a viajar, a distraerse hasta que se cure, hasta que se ponga bien para seguir trabajando, ¿pero qué pasó?. Llegó acá y Don Fontana era una excelente persona que le daba albergue a todos… Vos quedate acá con nosotros… Tenía un galpón donde era sala de internación. La cuestión es que ese hombre hizo maravillas, sabía mucho, era una eminencia ese doctor. En aquella época llegó a operar del hígado a una señora, no había luz eléctrica, no había nada, pero terminó con éxito aquella operación. Él era un gran hombre de gran corazón. Don Alcides, acompañado de cuatro de sus hijas, Zonia, Silvia, Mariela y Priscila, comentó cómo le gustaría terminar el día: “Sería lindo hacer una reunión en algún lugar, con un asado… Bailar unos chamame con alguna pareja que no sea muy fiera”.
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