En el Día de la Educación para Adultos, la historia de Isabel evidencia que siempre es posible finalizar los estudios, la clave, dice la protagonista, es querer.
El 27 de noviembre se conmemora el Día de la Educación para Adultos, fecha que tiene como objetivo revalorizar la importancia de la educación destinada a esta franja etaria en particular para su formación personal y una mejor inserción en sus comunidades. Por ello, para destacar la importancia de la educación a lo largo de la vida de una persona y resaltar que siempre se puede retomar los estudios, narramos la historia de vida de una alumna del Sistema Provincial de Teleducación y Desarrollo de Misiones (SiPTeD).
Norma Isabel Colletti (84) es de esas mujeres que al primer contacto irradia luz, vitalidad y ganas de ir por todo. Conocerla un poco más es como tomar contacto con uno de esos buenos libros de motivación, de historia y hasta de psicología. Para esta abuela la frase «no sé, no puedo» no cabe en su mente, a la que define como una computadora que puede ser programada como queramos. Ella se programó no dejar de soñar nunca, no dejar de tener objetivos e ir por ellos.
Después de criar a sus hijos, trabajar codo a codo con su esposo, dedicar una vida entera a su familia y ya con sus nietos grandes, Isabel decidió que era momento de ocupar su mente y hacerla trabajar y nada mejor que plasmar lo que postergó toda su vida: terminar sus estudios secundarios.
“Mi decisión de dedicarme de lleno a cumplir una asignatura pendiente, yo tengo muchos años, en aquel entonces no todo el mundo seguía un estudio secundario. Y en el caso de mi familia, bueno, consideraban que no era necesario que yo trabajara, tenía hermanos varones, hacía falta un poco en casa y bueno, me quedé en casa. Pero eso, como quiera que sea, se ve que evidentemente algo en mi como que no se cumplió”, relata Isabel sobre esa cuenta pendiente. Ella vivió mucho tiempo en buenos Aires, donde se asentaron sus abuelos cuando vinieron de Europa. Hasta que en 2002 llegó a la tierra colorada.
“Pasaron los años, aterricé acá en Misiones, provincia maravillosa, y al ir pasando los años noté que la memoria me estaba empezando a fallar. Y uno arregla problemas de otra índole, del cuerpo, por ejemplo, pero los de la memoria y el cerebro, hay que tener un cuidado especial. Entonces digo: ¿Cómo puedo yo activar un poquito mis neuronas? Y era volviendo a dedicarme al estudio, no sé cómo me enteré del SiPTeD”, detalla. Corría el año 2019 cuando Isabel comenzó a cursar en el Sistema Provincial de Teleducación y Desarrollo de Misiones.
Sobre el proceso de aprendizaje en la institución, Isabel rememora el proceso llevado a cabo: “Me anoté, empecé, me gusto el tema de que podía hacerlo de manera libre, yo mis cosas las sigo cumpliendo, tengo problemas médicos que me llevan un tiempo determinado día, determinada hora para cumplir y no puedo manejarme de manera libre y me encantó el sistema, al igual que poder aprender las cosas que a mí me encantan. Porque yo si hay algo que no sé, lo busco y hasta que no aprendo no me quedo tranquila”.
La valoración que hace Isabel sobre las herramientas de educación gratuita y de calidad que brinda el SiPTeD no deja dudas: “Me dieron la idea que si uno quiere aprender algo, lo importante es querer. Porque poder, en algún momento se puede, aun estando enferma, en cama, con dos meses de inmovilidad, uno puede agarrar un libro y leerlo. Entonces, la plataforma virtual, lo maravillosa que es mi instructora, que es mi ángel guardián, Rosa, fui cumpliendo con cada etapa. El asunto es querer, animarse o perder la vergüenza, no decir ‘yo con esta edad que voy a hacer, hay gente más joven’, pero no, yo sé que lo mío no es para conseguir un trabajo o porque tengo incompleto el estudio y lo necesito, lo mío es realmente por algo personal”.
Para concluir, esta misionera por adopción brindó una reflexión personal y un consejo. “Yo sé que uno tiene la cuerda corta, pero dicen que hay que aprovechar los días, no lamentándome, porque motivos de salud tengo bastantes, pero lo principal es hacer trabajar la cabeza y eso para mí es primordial”, enfatiza y aconseja «no dejar de cumplir con lo postergado. El asunto es tirarse a la pileta, una vez que entras ves que podés, cada uno en sus tiempos, pero siempre se puede. La oportunidad está al alcance de la mano, es cuestión que se decidan a aprovecharla», cerró.
Prensa SiPTeD
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