Al distinguir a mujeres ejemplificadoras de la sociedad, dentro del mes dedicado a ellas, la ANG consideró oportuno visitar a una militante política; en el entendimiento de que las mujeres militantes de los partidos políticos son partícipes después de los gobiernos de sus pueblos. Rovena Eidt de Brik es una mujer que se destacó por su trabajo social, incansable y permanente. Al residir a pocos metros del Hospital de la ciudad, los amigos de la colonia que asistían al mismo por distintos problemas de salud, encontraban en la Casa de Rovena, el agua caliente para el mate, y muchos, el plato de comida del día o alguna ropa cuando la urgencia los traía desprevenidos. Todo ese despliegue de solidaridad, se tradujo en militancia con el advenimiento de la Democracia. Sobre ello comentó, «Trabajé desde el ochenta y dos en política, participando de las primeras reuniones en la casa del Dr. Alfonso, y desde ahí siempre al lado de esa línea, perdiendo y ganando al lado de ellos». Prosiguió, «cuando perdíamos nos abrazábamos y llorábamos, pero venía nuestro conductor y decía –Basta- hay que ganar la próxima y así se ponía fin a la tristeza, para hablar de los errores, pero cuando ganábamos además de llorar, nos reíamos y zapateábamos hasta cansarnos». «Cuando llegamos, nos quedamos ocho años hasta que finalizó el mandato de Juan Carlos». Con añoranza mencionó: «La política era diferente de ahora, no teníamos plata, no había celular ni planes sociales, había mucha pobreza, pero nosotros trabajábamos con amor y lealtad. Cuántas veces me quisieron comprar» –dice sonriendo- «y «baita» reto les dí, porque teníamos confianza en nuestros referentes y hasta hoy no me arrepiento, porque ellos no fueron candidatos en las últimas elecciones, pero yo seguí militando, y es una felicidad reencontrarme con la gente y que me diga que no se olvidan de todo lo que hicimos en la municipalidad, sin dinero, pensando siempre en la necesidad de la gente» y «atendiendo a todos sin dejar de lado a los que estaban en contra».
«Seguro que por eso dos grandes militantes peronistas trabajaron con nosotros en el ochenta y cinco, cuando ganamos una banca en la Cámara de Diputados, yo siempre digo que eso ya era la Renovación». Rovena se expresa en portuñol y su mente lúcida detalla cada vivencia de su militancia, y disfruta contándolo. Al responder a la Agencia de Noticias Guacurarí, sobre sus comienzos en este lugar, contó, «Tenía doce años cuando crucé el río con mis padres, en un tiempo difícil, éramos doce hermanos y mi padre decidió emigrar porque en el Brasil no tenía suficiente tierra para el futuro de sus hijos, recuerdo que era monte cerrado, que ayudamos a abrir para construir la primera casa de tacuaras, luego hachando árboles con herramientas rudimentarias preparábamos la madera y mi padre hizo una casa grande, pero nuestro miedo era por las noches, cuando acechaban los tigres, mi padre rodeaba la casa con grandes troncos que encendía porque el fuego, era lo único que los alejaba».
«Luego me casé, con Arlindo, y acá vivimos desde entonces», comentó, «me gustó mucho la Renovación porque nos juntamos militantes, que antes ni nos saludábamos, porque éramos de líneas o de partidos distintos y porque acá las internas eran más aguerridas que otra elección, por eso nos reventábamos buscando que nos apoyen, y hacíamos por puro amor y compromiso. Nuestra única ambición era ganar y festejar y poder ayudar a nuestra gente»
Finalizó diciendo, «Tengo noventa y un años y cuarenta de militancia, y a pesar de todo lo que sufrí en lo personal, agradezco la salud que tengo, y estar rodeada de hijos y nietos, Dios también me regaló como un don la alegría y es la fuerza que me permite seguir, siempre para adelante».
Catita Argañaráz- FM AMÉRICA
Vanessa Martinelli – Fotos- FM ESTRELLA DEL MONTE
ANG AGENCIA DE NOTICIAS GUACURARÍ
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