
El municipio de Corpus Christi programó un conjunto de actividades a desarrollarse durante todo el 2022 en conmemoración del cuatricentenario de la fundación de la reducción de Corpus Christi, éstas comenzaron en el mes de mayo y se extenderán hasta el próximo octubre.
El intendente Orlando Rostan en nombre de todo el equipo municipal aprovecha para saludar cordialmente a su pueblo y recordar que el 18 de mayo de 1622 se produjo la fundación de Corpus Christi por los PP. Diego de Boroa SJ, Pedro Romero SJ y los Guaraníes-Iñiais.
La reducción tendrá cuatro ubicaciones distintas, todas relativamente cerca: primero se funda en la margen derecha del río Paraná junto al río Iana, Iniambey o Imambey (hoy Paraguay); luego en 1627 se muda a la margen izquierda del Paraná por razones sanitarias (hoy Argentina); vuelve a mudarse en 1647 a orillas del Arroyo Muruay (hoy Aº Santo Pipó) por ampliación y reorganización de sus terrenos; finalmente se asienta en su actual ubicación en 1701, por razones sanitarias y con el fin de optimizar su función estratégica como baluarte fronterizo (vigilar movimientos enemigos). En 1631 Corpus se moviliza solidariamente para recibir, alimentar y consolar a sus hermanos del norte en el éxodo de las misiones del Guayrá (San Ignacio Miní y Loreto), donde 12.000 guaraníes descienden por el Paraná.
En 2020 el sitio patrimonial de Corpus Christi fue declarado monumento y lugar histórico por la Cámara de Diputados de la provincia de Misiones:
Artículo 1.- Sustitúyese el Artículo 1 de la Ley VI- N° 7 (Antes Decreto Ley 510/69), el que queda redactado de la siguiente manera:
“Articulo 1.- Decláranse monumentos y lugares históricos de la Provincia de Misiones, las Ruinas Jesuíticas de Loreto, Santa Ana, Concepción, Mártires, San Javier, Apóstoles, San José y Corpus Christi”.
La presente iniciativa legislativa tuvo como objeto la incorporación del conjunto de ruinas jesuíticas de Corpus Christi como monumento y lugar histórico de la provincia, mediante su incorporación al artículo 1 de la Ley Provincial VI N° 7 (Antes DecretoLey 510/69).
A simple vista, puede parecer que hablamos de una pequeña incorporación a una ley; sin embargo, la modificación que esta iniciativa propone, posee un altísimo valor histórico cultural, al brindar un marco jurídico de protección a uno de los vestigios arqueológicos más importantes que posee nuestra provincia, que integra el conjunto del patrimonio arqueológico jesuítico guaraní y que no se encontraba incluido en la ley de referencia.
Se buscó así, que el Estado Provincial reconozca legalmente la importancia de estos vestigios arqueológicos y arquitectónicos, incorporándolos a la Ley Provincial VI N°7 (Antes Decreto Ley 510/69) declarándolos monumento y lugar histórico de la Provincia de Misiones, brindando así un marco jurídico de regulación necesario, como un paso fundamental, a los fines de garantizar su protección, conservación, restauración y acrecentamiento.
Corpus Christi posee una incuestionable importancia para nuestra provincia,
y ello se respalda en un vasto fundamento traducido por nuestra historia cultural que avala esta propuesta y a la que, necesariamente, debemos hacer referencia.
La reducción jesuítica de Corpus fue fundada en 1.622 en la banda occidental
del río Paraná por los PP. Pedro Romero y Diego de Boroa. Junto a las reducciones de Itapúa,
fundada en 1615, y Concepción, fundada en 1619, forma parte de una trilogía que marcó el
inicio del proyecto de evangelización en las tierras ubicadas entre el río Paraná y el río
Uruguay. En el año 1.701 la reducción de Corpus se trasladó al oriente del río Paraná,
estableciéndose donde hoy se encuentran sus ruinas.
La fundación de Itapúa fue el paso inicial para cruzar el Paraná y acercarse a
los guaraníes más reacios al contacto con el conquistador español, mientras que la fundación de Concepción fue la puerta de acceso a los territorios y población guaraní que se hallaba hacia el oriente del río Uruguay. Por su parte, la reducción de Corpus significó una escalada hacia el norte, hacia los inmensos yerbales que se hallaban en el Altoparaná y un camino hacia
las reducciones que se hallaban en el Guayrá, al norte del río Iguazú. Su localización, al
igual que San Javier sobre el río Uruguay, era estratégica: marcaba el límite entre la zona de
campo y la selva que se extendía curso arriba del río. Hacia el sur, se encontraban las demás
reducciones, la zona de los guaraníes convertidos al catolicismo, la de los pueblos con sus
monumentales templos, con sus chacras cultivadas y estancias llenas de ganado, un territorio
con caminos, puertos y puentes, interconectado al resto del mundo colonial; hacia el norte, se
encontraba el misterioso territorio de la selva misionera, lugar al que se ingresaba
periódicamente en busca de yerba y madera, poblado por pueblos indígenas, como los
cainganges, reacios a cualquier tipo de contacto con el mundo colonial hispánico.
Aunque en apariencia –hoy-, las ruinas de Corpus, por estar cubiertas por una
densa vegetación, no lo evidencien a simple vista, fue una de las reducciones más populosas
en el período jesuítico, con un imponente trazado urbano que en 1.771, cuando otras
reducciones ya estaban en plena decadencia demográfica, ésta aún contenía una notable
población de 4881 guaraníes. Junto a Yapeyú, Corpus fue de los pocos pueblos que más se
sostuvieron demográficamente durante el periodo posjesuítico, el primero sostenido por la
importante actividad ganadera y el segundo por la vigente actividad yerbatera.
El trazado urbano del pueblo respondía al modelo común implementado en
todas las reducciones de guaraníes. Con una gran plaza, con mayores dimensiones que en otros pueblos, la reducción se expandió sobre una alta loma de cara al río Paraná, de cara al puerto
sobre el río, desde donde partían las expediciones hacia los yerbales del norte o llevando
personas y bienes hacia el sur (San Igancio, Loreto, Santa Ana, Candelario o Itapúa ) o hacia
los oficios de Santa Fe.
De un lado, frente a la plaza, se hallaban los talleres, la residencia o colegio,
el templo, el cementerio y el cotiguazú; detrás de todo este complejo se ubicaba una amplia
huerta cercada. Frente a los otros tres costados de la plaza se desarrollaban los barrios de
vivienda indígenas. La mayor parte de las construcciones estaban compuestas por muros de
piedra y adobes con techados de tejas, inclusive la monumental iglesia con sus dieciocho
escalones que la elevaban sobre el nivel de la plaza, otorgándole un impactante efecto visual
por sobre todo el conjunto urbano.
En 1.767 el Rey Carlos III de España decretó la expulsión de la Compañía de
Jesús de todos sus dominios. En el año 1.768 el Decreto se aplicó en las misiones de
guaraníes. Fue el comienzo del fin para los treinta pueblos o reducciones, lo que sobrevino fue
la decadencia y la desarticulación social, económica y territorial de las misiones. Aunque
Corpus padeció menos que otros pueblos el proceso de desintegración, producto de la
ineficiente administración post jesuítica, no pudo escapar al destino final de todas las
reducciones: el empobrecimiento, el despoblamiento y una agónica extinción.
La invasión paraguaya del año 1.817 fue el hecho que marcó el fin de la
existencia del pueblo. Saqueado, destruido e incendiado, con gran parte de los guaraníes
forzosamente trasladados a la otra banda del Paraná para ser «repartidos» en otros pueblos,
Corpus dejó de existir. Algunos pobladores que lograron escapar ante la invasión paraguaya,
junto a guaraníes de San Ignacio, Loreto, Santa Ana y Candelaria, entre otros pueblos,
huyeron llevándose lo que podían y se refugiaron al borde de los esteros del Iberá, dando origen a San Miguel y Loreto, en la actual provincia de Corrientes.
La otrora floreciente reducción quedaba en ruinas, mientras que el montehacía su obra de cubrirlo todo con un espeso manto vegetal. Recién a finales del siglo XIX, el Hombre volvería ingresar a aquel antiguo sitio cuando, creado el Territorio Nacional de Misiones, Corpus fuera declarado Capital del Territorio, con el nombre de Ciudad de San Martín, mientras nuevos colonizadores comenzaban a poblar el entorno de las ruinas.
De esta manera, la reducción de Corpus Christi, convertida en ruinas, sigue estando con todos sus componentes, disimulado bajo montículos derruidos de adobes y tapia, bajo sedimentos seculares y una añosa vegetación. Es así que, hace algunos años se ha emprendido el desafío de descubrirlo, de dejarlo en evidencia ante los ojos de la humanidad,de integrarlo y valorarlo junto a los ya mundialmente reconocidos conjuntos jesuíticos de Santa Ana, San Ignacio Miní, Loreto y Santa María la Mayor. Con estos objetivos, fue que desde el Programa Misiones Jesuíticas de la Provincia de Misiones, en un trabajo conjunto con la Municipalidad de Corpus, se han iniciado una serie de intervenciones arqueológicas, la
habilitación de un sendero que permite un recorrido por distintos puntos significativos de la reducción, como también la construcción de un Centro de Interpretación, recientemente
inaugurado, que posibilita la plena comprensión del conjunto jesuítico de Corpus.
Es dable destacar que la Provincia de Misiones posee conjuntos arqueológicos que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Sin embargo, también cuenta con un acervo patrimonial histórico-arqueológico que excede
indiscutiblemente a los cuatro conjuntos reconocidos como Patrimonio de la Humanidad, entre los que se incluye Corpus y al que, necesariamente se debe brindar la debida tutela jurídica.
La potencialidad y riqueza patrimonial que encierran estos sitios son inconmensurables y los misioneros debemos tomar conciencia del valor que poseen, de cara a las generaciones futuras, comprometiéndonos a salvaguardarlos y conservarlos, para así trasmitirlos con la riqueza de su autenticidad.
Es así que el abordaje de nuestro patrimonio implica descubrir los nuevosparadigmas de análisis histórico, de criterios de intervención, puesta en valor y rescate. En este noble objetivo, es que desde esta propuesta legislativa se plantea dar una intervención esencial –desde la norma-, con miras a asegurar la tutela y conservación efectiva de estos bienes como integrantes del patrimonio histórico-cultural de la provincia. Ya que es en esos vestigios donde converge un derecho colectivo al acceso y disfrute los mismos, que son soporte de valores culturales y que conforman nuestra identidad.
Prensa Municipio de Corpus christi
ANG AGENCIA DE NOTICIAS GUACURARÍ
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