
En Data Urbana recorremos la esquina donde confluyen el ajetreo comercial de antaño y la gestión pública de hoy, este edificio resume la identidad de una ciudad en constante transformación.
En la esquina de la Avenida Roque Pérez y Buenos Aires, donde antaño funcionaban la vivienda y el Almacén “La Estrella” del inmigrante libanés Emilio Azar (década de 1930), hoy se alza un ícono de convivencia entre patrimonio y tecnología. Su ubicación estratégica -entre el centro y la Bajada Vieja- garantizaba entonces un flujo comercial constante; hoy, es símbolo de innovación en la gestión pública.
La residencia familiar, ubicada en la planta alta, conservaba detalles arquitectónicos notables: pisos de mosaicos calcáreos, escalera de mármol y herrería artística en balcones y puertas. Aunque sucesivas reformas simplificaron su fachada ornamentada, el actual edificio del Tribunal de Cuentas -con más de 60 años de historia- ha recuperado esos rasgos originales. La intervención integró una moderna estructura, creando un híbrido donde lo antiguo y lo nuevo dialogan sin conflicto.

Desde noviembre de 2020, el Tribunal se convirtió en el primer edificio público del país inaugurado durante la pandemia, destacándose como referente de modernización. Su sistema de domótica controla en tiempo real iluminación, cortinas y climatización, optimizando el consumo energético. Además, los pisos técnicos desmontables -con bandejas eléctricas ocultas- permiten reconfigurar espacios en días: oficinas se transforman en salones de usos múltiples (SUM), adaptándose a demandas cambiantes.
El proyecto preservó la planta baja y el primer piso -construidos en 1930-, reforzando su estructura para sostener los diez niveles superiores. Así, mientras la fachada y el esqueleto original permanecen como testimonio histórico, el interior avanza hacia el futuro.

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