El mapa que muestra la brecha entre el caso de Misiones frente a quienes la rodean.
Misiones: rodeada por el enemigo
La provincia casi no tiene casos de Coronavirus pese a que limita con lugares de Brasil donde la enfermedad ya generó más de 180.000 contagios y 4.000 muertos. Las claves para entender cómo logró bloquear ese peligro y llegar a la fase 5 venciendo a semejante acecho.
Por Gabriel Michi
Está rodeada. Es como una isla. Una isla que mira con temor el acecho de ese enemigo invisible. Omnipresente por doquier. Misiones, la provincia ubicada en el extremo nordeste de la Argentina está jaqueada por el desmadre del Coronavirus más allá de su frontera. Sobre todo con las localidades del vecino Brasil. Es la cuarta provincia con menos casos en el país (después de San Juan, San Luis y La Pampa), pese a estar en el foco geográfico de una Pandemia que la rodea pero a la que pudo frenar de manera sorprendente.
Terminando julio, Misiones -con una población de 1,2 millones de habitantes- tuvo un total de 47 casos y 3 muertes por COVID 19 desde el inicio de la Pandemia. Y cruzando sus límites hacia Brasil está el Estado de Paraná donde existieron 64.000 casos y 1.598 muertos, Santa Catarina con 65.000 infectados y 844 muertos y Rio Grande Do Sul, con 57.000 contagiados y 1.494 decesos. Es decir, más de 186.000 casos y 4.000 muertos sólo de los Estados brasileños que limitan con Misiones. A ello hay que sumar lo que pase al Este de la provincia, en su límite con Paraguay, un país que a nivel nacional ha tenido un buen desempeño frente al Coronavirus (con 4.100 casos y 36 muertos) pero que frente a la realidad misionera constituye una verdadera amenaza. Al sur de Misiones está la provincia de Corrientes, con una realidad epidemiológica no tan complicada ya que hasta el momento se han contado 132 contagios y un sólo fallecido.
Por todo eso, el desafío es mayor en Misiones que en ningún otro lado del país. No hay provincia que enfrente semejante desafío de estar rodeada de una situación epidemiológica terrible del otro lado de sus fronteras y hacia dentro tenga un cuadro bajo control. Encima, con algunas fronteras secas, donde los límites de demarcación se vuelven borrosos o directamente son imperceptibles. Hay ciudades que están integradas de un lado y del otro. Y que en su vida cotidiana no conocen de fronteras. Hasta ahora. Hoy la situación es diferente porque se han impuesto controles estrictos para evitar esos contactos. Pero está claro que el temor existe. Y que crece a medida que esa brecha sanitaria se agiganta.
Un ejemplo de ello es lo que ocurre en el extremo nor-oriental de la República Argentina, la localidad de Bernardo de Irigoyen. Apenas hay que cruzar una calle para estar de un lado o del otro de la frontera. El intendente, Guillermo Fernández, le contó a MundoNews: «Estamos con mucha preocupación porque somos una frontera muy especial, una frontera seca. Sabemos que en Santa Catarina, Paraná y Rio Grande hay muchos casos. Y por suerte acá, con todos los controles que se están haciendo y el trabajo conjunto de salud pública, de las fuerzas federales y las policías, estamos llevando bastante bien la situación en el Municipio. En Irigoyen no tenemos ni un caso«. Y ese es un dato clave. Del otro lado de la difusa frontera está la ciudad de Dionisio de Cerqueira que hasta el momento ya contabilizó unos 43 contagios y una persona fallecida. Y si a eso se suman los registros de Barracao (con 42 casos y 1 muerto) y Bom Jesus Do Sul (con 7 y 1, respectivamente), la situación se vuelve más amenazante y a la vez diferenciada. «Nosotros no tenemos casos pero tenemos miedo que llegue. Porque son increíbles los números que marca Brasil . Y se sabe que no es fácil parar el tema».
Fernández sueña con mantener la situación así, sin contagios en su municipio. «Estamos esperando que esto pase rápido y volver a la normalidad porque realmente empezamos en marzo y todavía no paramos. Es una lucha todos los días. Y sabemos también que el pueblo se cansa de la cuarentena pero por ahora están acompañando y entendiendo» .
El intendente describió a MundoNews lo complicado que resultó para ellos enfrentarse ante semejante desafío, sobre todo en lo que hace a la vida cotidiana: «De entrada fue muy difícil porque acá hay muchos parentezco y personas que tienen familiares del otro lado. O algún brasileño que tiene familiares de este lado. Era una costumbre visitarse, cruzar o ir a hacer compras de un lado al otro. Por eso fue muy difícil. De un día para el otro hubo que empezar a hacer la cuarentena, nadie sale de su casa, sólo en un horario para ir a hacer compras o a la farmacia, o al hospital. Y el que salía a trabajar tiene que salir con el Misiones Digital, que es la aplicación en el teléfono. Y muchos más controles», explica el representante del ejecutivo municipal.
– MundoNews: ¿Y la gente aceptó las restricciones?
– Guillermo Fernández: Después de un tiempo la gente empezó a entender porque veía los contagios que hay en las grandes ciudades y la gente en terapia… Entonces la mayoría empezó a respetar el protocolo y de esa forma fuimos trabajando. Un 80% de la comunidad colabora y la estamos llevando bastante bien hasta ahora. No es fácil. Y es histórico porque nunca hasta ahora se vio de una Aduana cerrada en Bernardo de Irigoyen. Es la primera vez. Hay que felicitar al Presidente Alberto Fernández que tomó las medidas rápidamente; a nuestro gobernador Oscar Herrera que es médico y que todos los días recorre los diferentes municipios con su equipo de salud siempre en contacto con los intendentes. Vamos haciendo un trabajo conjunto con la provincia. Flexibilizamos unos cuantos rubros que pudimos y los que no, los mantuvimos restringidos.
El intendente explica que la tarea no es fácil porque ellos tienen la Aduana de camiones que sigue abierta ya que el comercio internacional no se puede interrumpir. «Por ahí cruzan 150 camiones por día, que es la ruta del Mercosur. Pero hay muchos controles: allí está Salud Pública y están todas las fuerzas de seguridad. Entonces, en el paso legal hay mucho control. El problema es en aquel paso que es clandestino, donde no hay ningún control. Y si algún travieso cruza, te puede traer o llevar el virus», detalla.
Las claves
La decisión del gobierno misionero de mantener un estricto control sobre lo que ocurre para evitar que el virus circule y se expanda puede ser graficada en distintas medidas de las últimas horas. Por ejemplo, desde la ciudad de Encarnación en Paraguay (que se encuentra justo frente a Posadas, la capital misionera) habían planteado la posibilidad de hacer una especie de delivery con sus vecinos argentinos y el gobierno provincial lo frenó en seco y no se habilitó el puente.
Y para ejemplificar el control hacia adentro, este mismo sábado 25 de julio la Policía de Iguazú frenó una fiesta de casamiento que violentaba lo establecido en cuanto al distanciamiento social y al Aislamiento Preventivo. La celebración estaba desarrollándose en el barrio Santa Rosa, donde el «personal policial constató en el sitio más de 30 vehículos fuera del predio, y al requerimiento de la presencia de los organizadores, los uniformados procedieron a la suspensión de la celebración. Se despejó el predio a todos los concurrentes contabilizándose más de 70 personas y pudiéndose detectar las anomalías como la falta de utilización de barbijos en los concurrentes, incumpliendo los protocolos de bioseguridad para el correcto cuidado de la salud», detalla el parte oficial.
Pero, sin duda, lo que más preocupa a los misioneros es la cercanía con sus vecinos donde el Coronavirus manda. Y que desde allí se pueda colar en sus propias realidades, dado lo común y naturalizado que está esa integración. «Hay mucho temor ante esta situación. Si bien hay tránsito de camiones que aún sigue pasando por la frontera. Por ejemplo, los que vienen de Brasil y que hacen el circuito comercial de San Pablo-Buenos Aires ingresan por Bernardo de Irigoyen. Pero la hacen por un lugar especial, que es el que siempre utilizan, que es donde hacen todos los chequeos y controles. Y es cierto que a los camioneros brasileños los miran con cierta desconfianza. Y hasta hubo algún hecho aislado en el que, por ejemplo, un camionero que paró en algún supermercado a comprar algo para comer y no lo quisieron atender«. Pero son por ahora simple casos aislados.
Así, Misiones pudo establecerse como una verdadera isla frente al acecho del Coronavirus. Sus barreras invisibles (o no tanto) lograron frenar al «enemigo invisible». Ese cerco que la rodea hoy aparece amenazado frente a la dimensión de lo que hay del otro lado de la frontera. Una frontera por ahora «blindada». Y que va a necesitar del refuerzo de dos pilares: el control del Estado y la conciencia ciudadana.
Nota redactada por Gabriel Michi
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Edición: Nahuel Centurión
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