
El proyecto de Ley de Presupuesto 2026, presentado esta semana en la Cámara de Representantes de Misiones, reafirma una estrategia basada en el equilibrio fiscal, el fortalecimiento de la inversión social y la contención ante la disminución de recursos provenientes de la Nación. Uno de los puntos centrales del texto es la decisión de mantener el congelamiento en el ingreso de nuevos empleados públicos al Estado provincial, una medida ya implementada en años anteriores que busca garantizar un funcionamiento eficiente de la administración sin afectar la prestación de servicios esenciales.
La decisión se enmarca en una lógica de sostenibilidad financiera que evita medidas drásticas. No hay una política de «motosierra», pero sí una administración con balanza: se prioriza mantener un “Estado suficiente”, es decir, con capacidad de respuesta en áreas clave como salud, educación y asistencia directa, sin ampliar innecesariamente el gasto estructural.
El congelamiento de la planta estatal contempla excepciones para sectores críticos o estratégicos, pero descarta incorporaciones masivas. Se trata de una herramienta para sostener la capacidad operativa del Estado sin comprometer los recursos disponibles, especialmente en un contexto donde el Gobierno nacional ha reducido su presencia en programas sociales y asistencia financiera.
El Presupuesto 2026 proyecta un gasto total de $4.092.995.715.000, con un resultado financiero equilibrado. Del total, el 70% estará destinado a inversión social, lo que permitirá sostener políticas públicas de alto impacto frente al repliegue de la Nación. También se destinará un 9,8% del gasto a obras de infraestructura pública, como parte de una estrategia de desarrollo territorial y generación de empleo.
En paralelo, se profundizará la política de créditos subsidiados como alternativa para fomentar el mercado interno sin recurrir al endeudamiento externo. Esta herramienta permite apuntalar a sectores productivos y comerciales con fondos provinciales, en un escenario económico nacional complejo.
El Presupuesto 2026 consolida así una política de administración prudente y ordenada. No se trata de aplicar un ajuste feroz, sino de sostener lo esencial sin perder estabilidad. Se busca un Estado presente y funcional, suficiente para garantizar derechos y atender urgencias, sin agrandar su estructura más allá de lo necesario.
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