
En Data Urbana recorremos la historia de una institución deportiva que fue fundada el 12 de junio de 1932 por un grupo de vecinos del barrio Villa Sarita.
En el corazón del barrio Villa Sarita, en Posadas, un sueño colectivo tomó forma en 1932. Tras la disolución del Sportivo Colombo -equipo que había dominado la escena futbolística local en la década de 1920-, un grupo de jóvenes se encontró en la encrucijada de perder no solo un club, sino un espacio de pertenencia. Fue entonces cuando Antonio Franco, un enfermero de la salud pública, reconoció en el fútbol mucho más que un juego: vio la posibilidad de tejer nuevamente el entramado social a través del deporte.
Convocó a esos jóvenes en su propio almacén, un sitio que se convertiría en crisol de ilusiones. Entre conversaciones y visiones compartidas, nació la idea de un nuevo club. El Dr. Pablo Osvaldo Ruiz, jefe de Franco, propuso el nombre «Guaraní», un tributo a la raíz cultural más profunda de la región. No era solo un nombre; era una declaración de identidad.

Los primeros años estuvieron marcados por disputas internas, pero en 1935 se alcanzó un acuerdo simbólico: la camiseta titular llevaría una franja roja, y la suplente azul con franja blanca. Estos colores no solo distinguiría al equipo en la cancha, sino que representan la unidad y la reconciliación.
La muerte de Antonio Franco, su fundador y primer presidente, marcó un punto de inflexión. Como homenaje perdurable, el club adoptó oficialmente su nombre, fusionando para siempre su legado con la identidad institucional. Así, el Guaraní se transformó en Guaraní Antonio Franco: un hombre y una comunidad unidos en la historia.

El estadio Clemente Argentino Fernández de Oliveira, inaugurado en 1961 y con capacidad para 12.000 espectadores, se erigió como templo de memorias colectivas. Entre sus tribunas se han vivido hazañas que trascendieron lo deportivo: los ascensos a torneos nacionales en 1971, 1981, 1982, 1985, 2011-2012 y 2013 -2014 no fueron solo logros futbolísticos, sino victorias culturales para toda una provincia.
Hoy, 93 años después, el club es mucho más que una institución deportiva. Es un archivo vivo de la memoria barrial, un símbolo de resistencia y un faro de identidad misionera. Su historia se escribe con los nombres de miles de socios, jugadores, dirigentes e hinchas que han hecho de esta pasión un legado que perdura más que un resultado: perdura en el alma de Posadas.

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