De futbolista a referente del arbitraje, su historia inspira a romper barreras en un deporte tradicionalmente masculino.
Viviana Beatriz Alcántara, de 36 años, vive en 25 de Mayo, Misiones. Ha dedicado su vida al fútbol, una pasión que comenzó desde niña al jugar en ligas locales de fútbol 5, 7 y 11. En 2019, tuvo la oportunidad de competir en Buenos Aires. Sin embargo, su trayectoria dio un giro inesperado en 2021, tras una lesión en la rodilla. Fue entonces cuando decidió incursionar en el arbitraje, una disciplina que le permitía mantenerse cerca de su gran pasión: el fútbol.
«Mi primera compra cuando empecé a trabajar de joven fueron mis botines, medias y canilleras», recuerda Viviana, quien creció con la firme convicción de que su amor por el deporte superaba cualquier expectativa. «Mi mamá siempre decía que quería un hijo varón y una nena, no dos varones», añade con una sonrisa, refiriéndose a su determinación en un mundo tradicionalmente dominado por hombres.
El arbitraje, sin embargo, no ha sido un camino fácil.
Viviana admite que es una labor poco apreciada y a menudo criticada. «De afuera es fácil criticarnos y hacernos reproches.
Entrá a la cancha con la casaca y ponete en nuestro lugar; ahí, después, criticá», expresa con franqueza, destacando las dificultades que enfrenta cualquier árbitro en el deporte.
Además de su labor como árbitra, Viviana sigue preparándose en otras áreas. Actualmente, cursa para ser masajista profesional, sumando esta formación a su título de Masoterapeuta, obtenido en 2008 en Posadas.
Su historia es un testimonio de superación y dedicación, mostrando que, incluso en los momentos más difíciles, la pasión por el fútbol puede abrir nuevas puertas y romper barreras, tanto dentro como fuera de la cancha.
Juana Gorczak
Proyecto Mujeres Guacurarí en Acción
AGENCIA DE NOTICIAS GUACURARÍ
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