Dicen que los caminos de la vida se construyen a base de sacrificio, trabajo y constancia. Frase que describe la historia de Rogelia Beatriz Schu de 54 años, quien desde muy pequeña comenzó a trabajar y jamás perdió la confianza en lograr sus objetivos.
Rogelia es de la localidad de El Soberbio, capital de las esencias, un lugar cautivador por sus atractivos naturales como Los Saltos del Moconá en el corazón de la Biosfera Yabotí que concentra una imponente naturaleza, y se conjuga con la gran diversidad de emprendimientos en alojamientos y locales que le dan un atractivo turístico con gran potencial. La combinación perfecta que, sin embargo, es uno de los lugares de Misiones que a paso firme se viene consolidando.
Allí tiene su hogar, su familia y su local comercial, un anexo de carnicería y artesanías «Perinazzo» con gran variedad de productos regionales artesanales, muchas novedades para el turista. «Yo estuve varios años con la carnicería que tenía en el centro, pero como tengo a mi mamá enfermita me tuve que venir cerca. Entonces me cambié para mí otro local, un lugar más grande y empecé con la artesanía, con unos pequeños palitos», recordó Rogelia.
A partir de ese momento, Rogelia decide comprar distintas producciones y artesanía a los aborígenes en distintas aldeas del territorio. “Trato de fomentar que la gente pueda conocer aquella cultura. Siempre les voy a comprar algo o le voy a ayudar con algo, porque viste que, yo nací sin tener nada, tuve que trabajar de día para comer de noche entonces «una mano le da al otro y nos vienen el doble». Así empecé y me decían: que vas a empezar con esas maderas, y yo dije; déjame a mí, y seguí», relató emocionada.
En su vínculo familiar la acompaña su hermano mayor, quien le fabrica todo lo que sea artesanía de mucha variedad para el turista y, ofrece su rincón de exposición como lindo lugar para que todo aquel visitante pueda pasar un buen rato. “Queremos que el turista venga más a El Soberbio porque está muy lindo, así como Los Saltos del Moconá. Enfrente tengo el Saracura también que es un lindo lugar para andar con kayak que es de una amiga”.
Rogelia es una mujer muy agradecida a Dios y al director de Turismo, Víctor Motta, porque pudo salir adelante. Ella contó que hasta el día de hoy hay mucho movimiento, mucha gente del Brasil que le ha comprado sus productos artesanales. «Gracias al señor Víctor Motta que hizo la conexión vinieron y compraron mis cosas para llevar al Brasil para vender allá en un lugar. Yo le dije que no hay problema, yo te doy el contacto del señor que me hace, mi hermano. Son gente muy amable y también gente muy conocida viene a comprar».
Destacó que las personas buscan y quieren lo más rústico, los más natural, todo lo que sea hecho en madera, “ellos prefieren lo diferente, algo más sencillo y yo trato de siempre estar atenta cuando entran en atenderle bien, servirle una picada o un cafecito». La amabilidad para Rogelia es fundamental. Ella dice que, «el turista tiene que ser bien tratado, hacerlo sentir como en casa».
En el local de Artesanías de Rogelia encontrará plantas de citronela, medicinales, yuyitos, mucha producción artesanal, objetos tallados en madera, libros de autores misioneros, productos de la chacra, un universo artesanal con esencia misionera. Todo un mundo de producción local.
Es una persona que se destaca por su solidaridad y donde el pueblo entero la conoce por ayudar a la gente a mostrar su arte, a visibilizar su cultura comprándoles lo que ellos producen y crean. Y de esa manera los incentiva a quienes estén de paso o el mismo residente apuesten a lo local. Y en caso de que ella no tenga lo que buscan en su local, le indica al turista algún otro lugar para que vaya visite y pueda hacer su compra. «Porque lo que uno siembra, uno cosecha», expresó Rogelia Beatriz Schu.
Proyecto Mujeres Guacurarí en Acción
Mechy Ramírez
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