Misiones luce un liderazgo indiscutido en la agenda legislativa que marca el pulso de un proceso de grandes cambios traducidos en una ampliación de derechos constante y sin precedentes. El Parlamento misionero es el mayor ejemplo del entendimiento democrático entre las distintas fuerzas políticas.
(*) Por Nicolás Marchiori
Las instituciones representativas bajo las cuales vivimos evolucionaron a partir de una idea revolucionaria que conmovió al mundo en la segunda mitad del siglo XVIII, a saber, la de que un pueblo debería gobernarse a sí mismo. Sólo cuando ciudadanos iguales determinaban las leyes bajo las cuales vivían eran libres. Y la libertad era el valor político definitivo, “todo”, según el decir de muchos. Sin embargo, si juzgamos las democracias contemporáneas por los ideales de autogobierno, igualdad y libertad, encontramos que la democracia no es lo que se soñaba que era. ¿Era posible que lo fuese? Y si era posible, ¿podemos realizar hoy mejor esos ideales?
Tendemos a confundir los ideales de los fundadores con descripciones de instituciones existentes en la realidad. Ese velo ideológico deforma nuestra comprensión y nuestras evaluaciones. Es políticamente pernicioso porque, a la vez, alimenta esperanzas irracionales, incluyendo varios proyectos alucinatorios, y nos ciega a las reformas factibles.
El modelo deliberativo ilustrado desarrollado, entre otros, por el alemán Jürgen Habermas considera que los conflictos políticos (entendidos como toda situación en la que dos o más grupos sociales se enfrentan) pueden resolverse a través de un diálogo argumentativo dirigido a hallar la solución correcta basada en razones. El supuesto fundamental de esta posición es que la mejor forma de resolver los conflictos políticos es a través de un procedimiento deliberativo que, por atenerse a ciertas exigencias formales, se hace acreedor de lo que se denomina “presunción de racionalidad”. Habermas sostiene que existe un núcleo de valores y principios políticos que parecen sustraerse a la discusión, y también la noción de que no podemos determinar racionalmente cuál es la mejor concepción del bien. Por eso opta por una noción procedimental del razonamiento práctico que se postula equidistante de los diferentes intereses y creencias enfrentadas.
No obstante, la “racionalidad procedimental” se ejercita de modos diversos, según los temas tratados. En la literatura especializada es usual distinguir dos “estilos” de deliberación, a los que corresponden otras tantas formas de solución de conflictos: los conflictos sobre valores (morales o éticos) suelen abordarse (al menos prima facie) mediante argumentaciones orientadas al logro de un consenso entre las partes, mientras que los conflictos de intereses se dirimen de ordinario en negociaciones que conducen a la formación de compromisos entre las partes.
Habermas analiza estos dos estilos de debate con algunos argumentos de Elster. Ambos autores identifican tres diferencias entre esos dos estilos de deliberación: 1) la capacidad de neutralización del poder social, 2) el tipo de argumentos que se aducen, y 3) la circunstancia de que los participantes compartan o no las razones que en cada caso conducen a la aceptación del acuerdo. Así, a diferencia de las argumentaciones, en las que se apela a la –a decir de Habermas- “coacción sin coacciones del mejor argumento”, en las negociaciones las relaciones de poder entre los participantes no quedan neutralizadas, sino que se hacen explícitas.
Siguiendo el designio del Pueblo
Si hacemos un repaso de la historia legislativa reciente, podemos recordar que en épocas pasados el edificio que alberga al Poder Legislativo era antiguo y se encontraba en estado ruinoso. En aquellos tiempos, las bancadas opositoras no sólo se expresaban distinto, sino que también se ausentaban del recinto. No se sabía a qué hora arrancaban las sesiones y mucho menos a qué hora terminaban. Era una lucha de todos contra todos, luchas internas, luchas externas y una muy pobre gestión parlamentaria.
En los últimos tiempos, es fácil de vislumbrar el proceso de transformación del Poder Legislativo. Un trabajo que se tradujo en la realización de tareas en todos los órdenes, en lo material, pero lo más fundamental en lo central: que era reorientar este vital poder a las necesidades de la gente.
En sesión del 10 de diciembre del pasado año, el Presidente de la Cámara, Ing. Carlos Rovira, enfatizó que Misiones luce con un liderazgo indiscutido en la agenda legislativa, tanto de las provincias como de la Nación, ponderando que en 2021 se han sancionado 91 leyes de gran importancia y calidad, de las cuales el 30% tuvieron por objeto atender la crisis sanitaria actual generada por la pandemia del Covid-19.
Lo antes dicho puede ser reafirmado con hecho concretos: el pasado jueves, la Legislatura misionera sancionó una ley impulsada por el diputado Rovira, que tiene por objeto garantizar la atención multidimensional, el acompañamiento y la plena inclusión de las personas con Síndrome de Down. Con esta herramienta se asegura la calidad de la atención de salud y proporciona los recursos necesarios para potencias las competencias intelectuales, laborales, emocionales y habilidades sociales de estas personas, para que puedan desarrollarse de manera autónoma y concretar un proyecto de vida independiente.
Un proyecto con pleno apoyo, que une a la sociedad y genera un acompañamiento unánime e indiscutido.
También se aprobó ley que implementa el Modelo de Maternidad Segura y Centrada en la Familia, con el objetivo asegurar el acceso universal y oportuno a servicios materno neonatales con respeto de la interculturalidad; disminuir la morbimortalidad materna e infantil y optimizar la atención sanitaria; y proteger y respetar los derechos de la mujer embarazada, la madre, el padre y el recién nacido.
Por otra parte, en la misma ley se implementó el modelo de Hospital Amigo de la Familia Indígena Mbyá Guaraní en las maternidades de los hospitales públicos de la provincia. Una medida que apunta principalmente a fortalecer las condiciones de atención, seguimiento y tratamiento de las familias provenientes de las comunidades Mbyá Guaraní.
La agenda legislativa busca cumplir permanentemente con los designios del Pueblo misionero, la mirada integral e integradora de toda la sociedad es una marca registrada de la Casa de las Leyes en donde ningún misionero es olvidado. Incluir a todos en este proceso de transformación es el norte y la razón de ser.
Servidor público
El pasado miércoles 18 de mayo se realizó el Censo 2022 en todo el territorio nacional. El hecho sobresaliente fue la participación del Gobernador de Misiones como voluntario para el relevamiento de datos del censo. Era uno más de los 600 mil censistas que desplegados a lo largo y a lo ancho de la Argentina. Por este hecho, Herrera Ahuad fue destacado en todos los medios nacionales ya que fue el único gobernador del país que participó de esta actividad.
Para los que no lo conocen parece extraño, pero los que saben de la humildad del gobernador misionero es normal y habitual. La gente lo ve en las ferias, en los eventos deportivos, en espectáculos artísticos y eventos solidarios. Es un ciudadano común que se desempeña como tal.
Muy pocos gobernadores o mandatarios tienen la posibilidad de caminar y llegar a la casa de la gente sin recibir reclamos, quejas o que le cierren la puerta en la cara. Es un mérito que se ganó con compromiso, día a día, estando cerca, escuchando y dando respuestas.
Tal vez eso fue lo que más llamó la atención en otras provincias y lo que destacaron medios nacionales. Nadie se imagina al Presidente Alberto Fernández o al Gobernador bonaerense Kicillof golpeando la puerta de una casa de cualquier barrio.
Herrera aprovechó la llamada de los medios nacionales, por su participación en el Censo, para que el país escuche el reclamo de Misiones por la coparticipación injusta que recibe. Aclaró que Misiones aporta como la octava economía y recibe como la 18º, dejando en evidencia el reparto injusto que beneficia principalmente al AMBA, pero también a otras provincias.
En la misma semana el mandatario misionero estuvo en la ciudad brasileña de San Pablo con el Presidente Jair Bolsonaro y el embajador argentina en Brasil Daniel Scioli, en una feria de alimentos y de la industria, donde aprovechó para ofrecer productos misioneros a los hermanos brasileños y les invitó a que inviertan en Misiones, donde hay mano de obra formada y existe una ubicación estratégica en el corazón del Mercosur. Una oportunidad que será tenida en cuenta por grandes empresas radicadas en aquel país y que ya han mostrado su interés por invertir en territorio misionero.
Por Nicolás Marchiori
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