Inicialmente se suponía que los docentes que acamparon frente al Consejo General de Educación de Misiones lo hacían para reclamar una renegociación de las paritarias, reclamo que puede ser legítimo o no, puesto que los gremios con personería firmaron un acuerdo semanas antes con el gobierno provincial; pero sin dudas se desarrollaba dentro del marco de la legalidad y sobre todo de las buenas prácticas, más teniendo en cuenta que los que hacen el reclamo son educadores.
Recientemente la modalidad dio un giro cuando empezaron a aparecer pancartas y afiches con nombres y apellidos de docentes (hay un ejemplo claro de una docente del taller de huerta por citar uno que llama la atención porque ¿qué título se le debe exigir a una persona que enseña cómo armar una huerta?) a quienes los manifestantes empezaron a escrachar arrojándolos a la hoguera de la opinión pública, que sin poder escuchar todas las campanas debe decidir si esta gente, que tiene una vida en sociedad, familias, amigos, etc; pasan a ser enemigos públicos por 8 horas cátedra en alguna escuela del interior de la provincia.
Hay una clara intención de posicionarse, quizás de cara a las elecciones de 2023, por parte de estos dirigentes autoungidos que carentes de representatividad y recursos jurídicos, vuelven a prácticas que no se veían desde que Federico Ramón abandonó la rosadita, derrotado tras ultrajar a los docentes misioneros con el IETE. La fuerte personalización que tiene este reclamo deja entrever los hilos de la política, ya que son solamente 2 o 3 las voces autorizadas, vaya uno a saber por quién, para hablar en público sobre el reclamo, para aparecer en los medios y teniendo en cuenta la repetida caligrafía de los carteles con los escraches, de hacer esos afiches también aparentemente.
Si el reclamo es salarial, discutamos los salarios, si el reclamo es por más y mejor empleo, ¿es válido poner en peligro el empleo de algunas personas porque no coinciden con nuestra mirada? Son tiempos difíciles y seguramente habrá que seguir discutiendo cuánto ganan los trabajadores, en todos los ámbitos, pero pedir cabezas en una pica, además de bárbaro, no es lo que esperamos de quienes ayudan a educar a nuestros hijos e hijas en las escuelas.
#ANGUACURARI
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