Un grupo de kayakistas eldoradenses, quienes actuaron en conjunto, salvaron el domingo la vida de dos personas en las aguas del arroyo Piray Guazú, casi la desembocadura con el río Paraná.
Entre estos, se destacó la remera Corina Jones, que se arrojó a las aguas y pudo estabilizar la crítica situación que padecían un padre y un hijo.
Jones contó esta experiencia a ANG y Multimedios Génesis: “Entre todos hicimos lo necesario para salvarles la vida. Nosotros subimos desde el río Paraná hacia el puente banana, como en el lugar hay muchas piedras no se puede seguir remando, fue ahí que uno de los integrantes del grupo caminó hacia “La cueva” para conocerla y los otros quedamos esperando. En el mismo lugar estaba un padre con dos de sus hijos, se nota que el arroyo comenzó a succionarlos hacia un pozo y él primero salvó a uno de los chicos, pero cuando fue por el otro parecía cansado, yo tenía el chaleco salvavidas puesto entonces me tiré en su dirección y por segundos no los veía en la superficie. Cuando llegué al lugar exacto, primero tomo al niño de un brazo y después al señor, para poder flotar entre los tres y estabilizar la situación.
Un segundo después Ramón ofreció su chaleco al señor y posteriormente Carlos usó la cuerda para sacarnos a los tres del remolino”.
Por segundos
Fue cuestión de segundos, tanto para que ellos pierdan el control, como para que nosotros pudiéramos intervenir, explicó la atleta, quien además es Jueza de Familia de Eldorado.
Este difícil y heroico momento vivido en el Piray Guazú, describe la importancia del uso del chaleco salvavidas de forma permanente, porque fue el elemento que permitió la flotabilidad.
“Cuando llegué, con mi chaleco, flotábamos los tres. Podíamos mantener la cabeza fuera del agua”, expresó Corina y agregó que inmediatamente después sus compañeros les tiraron otro chaleco y la cuerda.
Por suerte, ya en la costa, sobre las piedras pudieron recuperarse y nadie requirió de traslado a un centro de salud o mayores curaciones.
El rescate
Los kayakistas reman y llevan consigo chaleco, silbato, cuerdas, cuchillo, agua y algo dulce para comer.
De acuerdo al testimonio, fue fundamental la capacitación y experiencia de Corina Jones que no dudó de su capacidad para socorrer en el agua a quienes se ahogaban. Luego, al llegar junto a ellos -padre e hijo- calmarlos y hablarles lo más tranquila posible, pese al cuadro dramático que transitaban y la desesperación por sentir que podían perder la vida.
“Nosotros practicamos rescatismo a uno mismo y a otros”, aseguró la remera.
El mapeo de la profundidad del arroyo indica que hay piedras y pozos, que pueden convertirse en trampas casi imposibles de sortear para quienes no utilicen todos los elementos obligatorios o no estén lo suficientemente preparados para este deporte aventura.
#ANGuacurari
Gabriela Marina Cardozo
ANG AGENCIA DE NOTICIAS GUACURARÍ
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