
Mujeres Guacurarí en Accion entrevistó a la enfermera jubilada del Hospital SAMIC Eldorado, Lila Cuba, quien fue una de las catorce mujeres reconocidas por el intendente de la Ciudad de Eldorado, Rodrigo Durán, como mujer destacada de la comunidad. Con respecto a este homenaje expresó que fue “una sorpresa recibir la nota de aviso del reconocimiento por sus 44 años de trayectoria”.
Lila Pertenece a la primera promoción de enfermeras del hospital, también trabajo en clínicas privadas de la ciudad. Es oriunda de Puerto Rico donde vivió hasta los 8 años, luego su familia se radico en la capital del trabajo.
Compone en esta charla un relato lleno de amor a su profesión, pero sobre todo, a los pacientes. Totalmente entregada a su profesión, dejándose llevar por la inercia del día a día. Luchando a pesar de las adversidades por hacer su trabajo de la manera más digna para ella y para los pacientes. “Toda mi vida fui enfermera, estoy orgullosa de haber trabajado 44 años en el Hospital Samic de Eldorado”, dijo emocionada.
Consultada por la elección de su profesión, confesó que desde pequeña mostró interés por las enfermeras. «Siempre me gustó. Yo me acuerdo que le mostraba a mamá las revistas en las que salían imágenes de ellas y las recortaba. Siempre me gustó ser enfermera y cuidar a los pacientes, especialmente porque soy muy charlatana y me encanta hablar».

Lila ha dejado el legado a su hijo que es médico: “Él dice que es hijo del hospital porque lo llevaba conmigo de chiquito cuando no tenia con quien dejarlo, ya que en ocasiones la niñera no podía ir a cuidarlo”. En tanto tiempo la profesión evolucionó muchísimo pero lo que nunca cambio es la dedicación y amor que le brindaba al trabajo.
Sin embargo, no todos los momentos fueron lindos, hubo también momentos duros, así es que la profesional recordó cuál fue uno de los momentos cruciales que marcaron su carrera: «Un dia nos llamaron porque faltaba personal en emergencias, hubo un accidente muy grave que involucró a turistas de Buenos Aires donde fallecieron tres personas. A mí me tocó ayudarle a la supervisora y me tocó asistir a un señor grande que estaba muy mal. Me acuerdo que le agarraba la mano porque lo estaba limpiando, estaba cubierto de sangre, y él me decía, con lo poco que hablaba, que no le deje morir».
«Estaba destrozado y falleció después. Eso me dejó muy mal porque fue mi primera experiencia con un paciente que murió. Tres días no pude comer ni dormir porque recordaba todo el tiempo a ese hombre que me pedia que no lo deje morir. Fue eso también lo que me marcó en la vida para hacer siempre todo lo posible y correr cuando me llaman», destacó.

Proyecto Mujeres Guacurarí en Acción
AGENCIA DE NOTICIAS GUACURARÍ
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