Con presencia de los autores, se presentaron los libros «Federico Batista, matador de tigre», de Ricardo Argañaraz, y «Justo Homenaje Maestro Normal Provincial», de Guillermo Aicheler, en la Biblioteca Popular Gabriela Mistral de El Soberbio. El ministro de Cultura, Joselo Schuap, indicó que estas obras «contribuyen a la construcción de la memoria colectiva y popular».
Naturaleza, migración y frontera. La localidad de El Soberbio, atesora en sus paisajes y su historia, muchos de los elementos más genuinos de la provincia de Misiones. Recostado sobre las correderas del «río de los pájaros» –el Uruguay -, este pintoresco municipio sabe de leyendas que en algunos casos emergen desde lo profundo del monte, y en otros, entrelazan los relatos originarios de los guaraníes con las experiencias de inmigración europea. Parte de ese imaginario territorial, se incorpora con estilos propios en las dos obras literarias que el jueves se presentaron en la Biblioteca Popular Gabriela Mistral, de El Soberbio: Federico Batista, matador de tigre, de Ricardo Argañaraz, y Justo Homenaje Maestro Normal Provincial, del autor Guillermo Aicheler, cuya trama ancla en la localidad de Montecarlo, desde donde desanda relatos que también se sumergen en los tiempos de la llamada colonización.
La actividad literaria contó con la organización de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de El Soberbio, y la participación de autoridades del municipio y de la Secretaría de Estado de Cultura de la Provincia. También acudieron vecinas y vecinos de colonias aledañas, que vivieron con emoción las disertaciones de los autores y sumaron a la velada anécdotas sobre lugares y personajes que, de algún u otro modo, irrumpen en las obras de Aicheler y Argañaraz.
Memoria colectiva
«Se trata de dos obras que retratan a través de relatos diferentes, esta región de frontera que es tan especial. Siempre resulta muy importante tener las historias contadas de cada lugar; son registros que van construyendo la memoria colectiva de nuestro pueblo. El río Uruguay, la cercanía con Brasil, el portuñol, y tantos otros aspectos hacen de El Soberbio un territorio maravilloso, con muchas historias para contar. Y aquí tenemos dos obras que vienen a fortalecer ese acervo cultural» destacó el ministro Joselo Schuap.
Por su parte, la Subsecretaria de Fomento y Regiones Culturales, Laura Lagable, expresó que «la presentación de estos dos libros representa un momento de gran emoción, ya que además de la presencia de los autores y de vecinos, también se contó con estudiantes de la carrera de Letras. Creo que ambas obras, cada una a su modo, nos introducen en un universo deslumbrante, de frontera, naturaleza y sobre todo humanidad. Siempre es un placer acompañar las expresiones literarias de nuestra provincia».
A su vez, el intendente de El Soberbio, Roque Soboczinski ponderó «la importancia de recopilar, poner en valor y escribir historias que hablen de nuestras raíces, que rememoren las hazañas de vecinos que son parte de nuestra historia como municipio y como región».
Retratos de frontera
Ricardo Argañaraz, autor del libro Federico Batista, matador de tigre, subrayó que «la historia de la novela, es una ficción. Pero me atraía la historia regional, me atraía la existencia de Monteagudo, el pueblo que desde finales de la década de 1940 y 1950 languideció y murió silenciosamente, para renacer veinticinco kilómetros río Uruguay abajo como El Soberbio. Ahí me crié, pasé mis primeros años, escuchando historias fantásticas, sobre animales raros y víboras inmensas de parte de mis compañeritos de la Escuela Nacional, que algunos venían del monte, no pocos llegaban descalzos, otros traían las alpargatitas envueltas y se lavaban los pies en el último arroyito para calzarse. También en la escuela me enteré que un tal Domingo Batista mató a machete un tigre cerca de la entrada del pueblo».
En tanto, la obra Justo Homenaje Maestro Normal Provincial, de Guillermo Aicheler, según sus propias palabras, «narran mi trayectoria de vida desde la infancia en este lugar; cuento cómo era todo por entonces, qué comíamos, a qué jugábamos, de qué manera interactuábamos con este entorno tan particular. Hay historias de vida. También incluyo parte de mis vivencias como concejal, como político, y rescato a su vez, las historias de quienes habitaron ese mágico lugar llamado Puerto Paraíso, aquí en El Soberbio».
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