
Ni pagando precios viles a los productores, ni tercerizando precariedad en el interior correntino, Las Marías, la mayor empresa yerbatera del país, logra hacer que sus números cierren. Y, como es habitual, el ajuste no lo paga el directorio: lo pagan los trabajadores. La motosierra del modelo económico libertario también les llegó a ellos.
Ni la tradición, ni el tamaño, ni los años de historia sirven de escudo ante la mano invisible del libre mercado. La motosierra no perdona: el ajuste llegó también a Las Marías, la emblemática empresa yerbatera con base en Gobernador Virasoro, Corrientes. En plena recesión, la firma más importante de la provincia inició un proceso de «reacomodamiento», que en lenguaje directo significa un brutal achique de personal y reducción de costos.
Con más de 1.800 empleados y una historia centenaria en la producción de yerba mate, té, ganadería y forestación, Las Marías entra en una etapa de recorte en línea con el discurso oficial: el mercado manda, se autorregula, y quienes no se adapten quedan afuera. A tono con el clima económico nacional, la empresa ya comenzó a ejecutar despidos en los sectores de yerba y té, afectando especialmente a trabajadores con años de antigüedad y a contratados que, directamente, serán desafectados.
Según consigna el medio Online de Santo Tomé (Corrientes), los primeros pasos de este ajuste ya se están sintiendo: quienes no acepten ser reubicados dentro del esquema industrial —en nuevas condiciones impuestas unilateralmente— son invitados a presentar la renuncia. Sin medias tintas. El mensaje es claro y llega con la contundencia que marca esta etapa del país: menos costos, más eficiencia, o afuera.
El movimiento no es aislado. En la provincia, Forestadora Tapebicuá SA, otra de las grandes del rubro, también fue alcanzada por la ola: lleva casi dos meses paralizada, con 480 trabajadores suspendidos. En ambos casos, los efectos de la recesión dejan ver que el mercado no se regula solo; se lleva puestos proyectos, empleos e incluso modelos empresariales históricos.
Aunque Las Marías exporta gran parte de su producción a mercados internacionales y se presenta como un “grupo económico fuerte”, ni siquiera ese respaldo alcanza en un contexto donde se aplica a rajatabla la máxima liberal: el Estado no interviene y cada uno se salva como puede.
En este escenario, Corrientes —con escasa presencia industrial— pierde otro bastión productivo. La preocupación entre los trabajadores es creciente, y la incertidumbre domina los pasillos de la empresa mientras avanza una semana que será clave para definir la magnitud real del recorte.
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