La inoportuna lluvia no evitó que la versión misionera de la conmemoración mundial se celebrara con lo mejor del jazz misionero, haciendo que la esquina de Belgrano y General Paz ebulla de parroquianos en busca de buena música y mejor compañía. “En todos estos años lo que más evolución fue el público”, agradeció Diego Bergara, referente del jazz local y mentor artístico de esta celebración.
Cuando llegando a las dos de la madrugada del domingo, la repleta Sala Quiroga del Centro Cultural Vicente Cidade estalló en aplausos y ovaciones ante el ultimo bis de OkaraJazz, se coronaban en ese instante casi ocho horas de jazz vernáculo en vivo, dando cierre a una memorable edición del Jazz Day en Posadas. Una velada que demostró que la escena jazzera posadeña no sólo que existe, sino que logró que los tres espacios del Cidade estuvieran colmados de público, con feria y dos escenarios funcionando en simultáneo.
Todo había comenzado por la tarde, y con un cambio de planes en cuanto a la territorialidad del evento motivado por la lluvia caída momentos antes del horario de inicio pactado. De tal modo, toda la programación diagramada para su desarrollo al aire libre, debió realizarse bajo techo, quedando así las salas Quiroga y Ceccarini como epicentros para los conciertos de las nueve agrupaciones musicales que dieron vida a la jornada.
Entre medio de ambas, la sala Kowalski albergó al sector gastronómico, donde la concurrencia pudo disfrutar de comidas y bebidas ofrecidas por emprendedores locales. Este esquema permitió la circulación fluida por los espacios, de un público, entusiasta, que con el correr de las horas terminó colmando cada rincón. La convocatoria atrajo a público de todas las edades: desde familias con niños, hasta amantes del jazz de la primera hora, además de nuevas camadas iniciándose en el gusto por una música que requiere cierra madurez en el oído.
Conciertos y presentación del CD de Jazz Misionero
En cuanto a lo musical, le tocó romper el hielo a Itzel Rojas y su banda en la sala Quiroga. Una presentación tan grácil como potente, que incluyó versiones de Chaka Khan, Aretha Franklin y Roberta Flack, y sobre el cierre, la notable interpretación de «We can work it out», de Stevie Wonder (mayormente popularizada por The Beatles).
Luego vendría el primer traslado de público de sala a sala, para disfrutar del encanto psicodélico de Kisuko Trío ((Bobadilla – Pérez – Mottola), con una andanada de composiciones originales, entre ellas la perla «Cuando duermen la siesta los dragones en el monte». Culminado el paso del tridente por el escenario, Marcelo Pérez permaneció en el estrado, esta vez con su proyecto solista y secundado por Fernando Quintana (guitarra), Diego Bergara (bajo eléctrico), Facundo Quintana (batería) y Agustín «Chungo» Roy (teclados). El quinteto realizó variaciones de jazz como «Candombe de ida» y «Pulso impulso», redondeando un show contundente.
El público no se movió de la sala Ceccarini porque prosiguió la sesión del trío Peralta-Roy-Bernal, grupo integrado por Frodo Peralta en guitarra, Cacho Bernal en batería y Chungo Roy en teclados. Sobre la urdimbre del jazz como base, el tridente tejió una trama plagada con los colores de la polca, el gualambao y el chamamé, alcanzando un sorprendente puente musical que dejó al público extasiado.
Un rato después, la procesión se encaminó a la sala Quiroga para escuchar al dúo integrado por Ronda Méndez Caldeira e Inti Velázquez. Alguna vez, la grandiosa vocalista Rosa Passos dijo que la bossa nova y el jazz son primos. A esta virtuosa familiaridad, rindieron culto Ronda e Inti con un inspirado concierto, al cual se sumó la presencia de otra gran cantante: Cecilia Moya.
Finalizada esta presentación, el ministro de Cultura Joselo Schuap, junto a los músicos impulsores del Jazz Day en Misiones (Bergara y los Quintana) y otros artistas, realizaron la presentación oficial del 1er Disco de Jazz Misionero, en el cual grabaron distintos proyectos del género en la provincia a partir de un acuerdo entre la Secretaría de Estado de Cultura y el Instituto Nacional de la Música -INAMU-. «Es un sueño cumplido y un disco hermoso. Pronto estará a la venta y disponible en plataformas digitales» anunció el ministro. A partir de ese momento, muchas de las bandas que tocaron disfrutaron de decir al público que tal o cual tema «es el que está en el disco».
De regreso a la sala Ceccarini, el Jazz Day tuvo continuidad con Mica Salinas, una cantante que ostenta un registro vocal increíble, y que en escena estuvo acompañada de una bandaza con la que sacaron a relucir texturas clásicas, cediendo al final al pedido reiterado un público que se bailó todo el show: «una de Amy Winehouse». Concedido el deseo, cantante y banda dejaron el escenario entre ovaciones.
«Los que vienen a continuación son grandes trabajadores del jazz: los muchachos de Jazz Cartel» anunció el presentador del evento , Marcos Magaz, aludiendo a la jornada del Día del Trabajador, que se iniciaba con los primeros acordes del cuarteto formado por Agustín «Chungo» Roy (piano), Fernando Quintana (guitarra), Diego Bergara (contrabajo) y Facundo Quintana (batería), quienes brindaron una auténtica celebración jazzera, con un beat ajustadísimo y brillantes segmentos para el brillo de las perfomances individuales. Mientras tanto, el clima en la feria gastronómica montada en sala Kowalski era ideal: socialización al palo, delicias y la precisa musicalización del DJ Tato Piatti y su exquisita selección de vinilos de lo mejor del jazz mundial.
Quedaría tiempo para una última excursión a la sala Quiroga, donde el dúo Jugo de Tigre (Leandro Yahni-Darío Vega) sacó a relucir la magnificencia de su fórmula sonora, ese laberinto de samplers y solos de batería, regados por las melodías del frenético teclado yahniano. El dueto ejecutó piezas de su primer álbum y adelantó otras de la nueva criatura en camino.
Finalmente, el broche de oro quedó en manos de OkaraJazz, formación que sincronizó un recital a la altura del momento, con la celebración de sus seis años de existencia musical y la inclusión de un elemento clave en el jazz que hasta entonces no había aparecido en la velada: los vientos.
Así, Misiones se sumó con una excelente edición al Jazz Day, una conmemoración mundial promovida por la UNESCO en 2011, que busca exaltar las virtudes de este género, que germinó en la segunda mitad del siglo XIX en los campos de esclavos del sur de Estados Unidos y que se convirtió en un emblema cultural que ya no conoce fronteras de ningún tipo.
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